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AMPLIARGeoglifios de Chug Chug en Chile

Dos comunidades de pueblos originarios del Atacama cuidarán Chug Chug

Dos comunidades indígenas aymara y atacameñas cuidarán los Geoglifos de Chug Chug, sitio arqueológico y valor patrimonial de importancia mundial ubicados en el desierto de Atacama, el extremo norte chileno.

Detalles.

Preocupados por proteger este invaluable patrimonio, el Ministerio de Bienes Nacionales decidió entregar la administración por cinco años gratuita a dos comunidades indígenas: Aymara de Quillagua y Atacameña de Chunchuri Ubicados a 35 kilómetros de Calama, los Geoglifos de Chug Chug son el sitio arqueológico más importante del país y el segundo con mayor número de las ancestrales representaciones después de los Geoglifos de Pintados, en la Pampa del Tamarugal.

En pleno desierto y en 13 sitios se distribuyen más de 560 figuras de gran tamaño y visibles a gran distancia, que dan cuenta del intenso uso que las comunidades indígenas de la zona, principalmente atacameñas y aymaras, le dieron a esta ruta desde épocas prehispánicas, hasta el mismo siglo XX.

Las figuras tienen una amplia diversidad de motivos antropomorfos, zoomorfos y geométricos, los cuales son representativos de una larga tradición histórica y cultural que abarcó los últimos 2500 años de la época prehispánica en Atacama.

Algunos los comparan por su valor con los geoglifos de Nazca (Perú) y, por esto mismo, el patrimonio, el Ministerio de Bienes Nacionales inició las coordinaciones para proteger el importante patrimonio luego de una serie de denuncias que alertaron sobre el riesgo que corrían. La ministra de Bienes Nacionales, Nivia Palma, recalcó en la ceremonia realizada en el mirador desde donde se pueden observar las imponentes figuras que la finalidad de la concesión es "proteger este sitio arqueológico de importancia mundial y valor patrimonial excepcional para la humanidad". Explicó que las dos comunidades indígenas han tenido "ocupaciones ancestrales sobre el territorio", por lo que "paralelamente estamos tramitando una concesión de largo plazo que permita la creación de un parque como un aporte para miles de estudiantes y turistas que visitan esta asombrosa zona".

En total, son 15 mil hectáreas que se reparten entre las comunas de María Elena y Calama, que serán administradas por las comunidades Aymara de Quillagua y Atacameña Chunchuri, con fines de investigación, conservación y puesta en valor patrimonial de los ancestrales polígonos.

El presidente de la comunidad Aymara de Quillagua, Víctor Palape, expresó que "llevamos dos años trabajando con la comunidad de Chunchuri para poder proteger de forma efectiva este patrimonio que nos dejaron nuestros abuelos, que son todos los pueblos que vivían en el alto El Loa".

Tomás Sepúlveda, director de Proyectos de la Fundación Desierto de Atacama, precisó al diario La Tercera que "estos geoglifos están siendo amenazados y destruidos por distintas acciones: autos que se suben a los cerros a hacer rally, la actividad minera y también por el turismo informal. Por eso es fundamental este paso para entregar una mejor protección".

Los geoglifos han sido descritos como un tipo de arte rupestre que consiste en el uso de la superficie terrestre como soporte para la construcción de imágenes de gran tamaño y visibles a larga distancia. En la Fundación sostienen que son una manifestación poco frecuente en el mundo, con unos pocos ejemplos en Gran Bretaña, Australia, Estados Unidos y la Península Arábiga, destacando ampliamente a nivel mundial el desierto andino de Chile y Perú. En 2016, los geoglifos de Chug Chug fueron incluidos por la World Monuments Watch en la lista internacional de los 50 sitios en peligro, junto a otros sitios de envergadura mundial como Petra, en Jordania, o la Isla de Pascua, también en Chile.