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AMPLIARConferencia Episcopal de Chile

Obispos chilenos abogaron por "un país más justo"

La Conferencia Episcopal de Chile declaró hoy que si bien el año del Jubileo termina (este domingo), "creemos que el tiempo de la Misericordia es un desafío que perdura" y apelaron por "un país más justo".

Detalles.

Al concluir la 112va asamblea plenaria, los obispos exteriorizaron su "honda" preocupación por "la vida y la dignidad de todos los chilenos, el bien común de la sociedad y los desafíos del cambio cultural que vivimos".

Valoraron los espacios de participación que se han abierto en el país, con manifestaciones sociales en las calles, pero dijeron que les inquieta "el debilitamiento democrático manifiesto en la altísima abstención de las últimas elecciones municipales" de casi un 70 por ciento que no fue a sufragar el pasado 23 de octubre.

Para los obispos, hay un "creciente desinterés y desafección hacia la actividad política que, por el contrario, debería ser el mayor interés de quienes se proponen buscar el bien común". Ante el nuevo periodo electoral del próximo año, plantearon su deseo de que "el debate ayude a que los ciudadanos no se reduzcan a meros votantes, sino que asuman su rol de activos colaboradores en la gestación de una Patria renovada y cada vez más abierta a un diálogo social sano y fraterno".

"Las instituciones del país, políticas, sociales y religiosas, tenemos un papel relevante a la hora de reconocer, acoger y discernir el legítimo malestar que expresan diversos sectores de la sociedad hacia los liderazgos a todo nivel".

Reflexionaron haciendo hincapié en que "la gente tiene derecho a pedir cuentas a sus representantes, pero es necesario que se usen las vías que consagra el estado de Derecho". Abogaron por el trabajo mancomunado hacia los grupos más vulnerables" y aunque reconocieron los avances pidieron apoyo suficiente "desde el Estado y la sociedad civil a los adultos, jóvenes y niños en situación de vulnerabilidad", en salud, pensiones mínimas, precariedad de los empleos y la falta del mismo, las delicadas situaciones de migrantes y los pueblos originarios". La Conferencia Episcopal renovó además a sus autoridades recayendo la presidencia en el obispo castrense, Santiago Silva, en reemplazo del cardenal arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati.