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AMPLIARPolicía Militar patrullará las calles cariocas

Piden Fuerzas Armadas para patrullar Rio de Janeiro

El asesinato del jefe de una popular "escola do samba" carnavalesca agravó el clima de guerra urbana en Río de Janeiro, cuyas autoridades pidieron el apoyo de las Fuerzas Armadas.

Detalles.

Protestas ocurrieron hoy durante el velorio de Marcos Vieira de Souza, presidente de la tradicional Escola do Samba de Portela, que fue asesinado ayer con 15 tiros de fusil.

También hubo aplausos en memoria de Vieira de Souza, de 52 años, quien era candidato a concejal municipal en los comicios del próximo domingo en Río de Janeiro.

Los investigadores aún no tienen pistas claras sobre quienes fueron los autores intelectuales del asesinato ocurrido en un local del Partido Progresista.

Una hipótesis es que pudo haber habido un arreglo de cuentas entre grupos mafiosos ligados al tráfico y el negocio del carnaval.

Otra es que pudo haber sido un caso de violencia política, ya que este año ya fueron asesinados 15 candidatos o asesores que participan en las campañas hacia los comicios municipales.

La ceremonia fúnebre de Vieira Souza se realizó en la sede de la agrupación carnavalesca ubicada en la populosa zona norte carioca, en cuyas favelas están los principales reductos del narcotráfico.

Los "ejércitos" irregulares al servicio de grupos como el Comando Vermelho recuperaron su poder de fuego y presencia territorial desde hace un par de años, tras un repliegue que algunos confundieron con su extinción.

Desde 2008 la gobernación de Río de Janeiro comenzó a implementar las Unidades de Pacificación Policial (UPP), establecidas en las favelas para restablecer el control estatal en esas comunidades pobres.

El proyecto fue bien recibido por la mayoría de los casi 1,5 millones de "favelados" radicados en los más de 600 barrios pobres ubicados en las laderas de los cerros cariocas.

Pero esa aprobación cayó con el correr de los años debido a la violencia y corrupción policiales, constatadas en varios asesinatos y desapariciones.

El caso más sonado fue el secuestro, tortura y desaparición del obrero de la construcción Amarildo de Souza, ocurrido en la conocida favela Rocinha en julio de 2013.

Ese delito causó repercusiones en organismos internacionales por lo que varios policías fueron procesados y tuvo que renunciar la conducción de las UPPs.

El poderoso secretario de Seguridad carioca Mariano Beltrame, que permanece en el cargo desde 2008 pese al cambio de los gobernadores, reconoció que hay un "cierto grado de desánimo" entre los efectivos de las UPPs, debido a la contraofensiva de los narcos.

A lo que se suma, dijo Beltrame, la falta de recursos para las UPPs y el atraso de los salarios de los policías.

Paralelamente los narcos han lanzado una campaña de asesinatos selectivos de policías que este año ya causó la muerte de unos 80 agentes.

Hace un mes el sindicato de los policías civiles (del área de investigaciones) realizaron una huelga "blanca" que incluyó protestas en el Aeropuerto Internacional Tom Jobim.

Ante esa grave situación el gobernador de Río de Janeiro, Francisco Dornelles, se reunió con el ministro de Defensa Raúl Jungmann, a quien planteó la necesidad de que el presidente Michel Temer envíe tropas de las Fuerzas Armadas, informó hoy la agencia Globo.

Desde julio pasado Río de Janeiro decreto el "estado de calamidad pública" por la crisis económica que le impide pagar salarios y garantizar servicios públicos esenciales como la seguridad y la salud.

El gobernador Dornelles también solicitó al gobierno federal el envío de recursos para hacer frente a la debacle del Estado, donde paralelamente creció la desocupación tras el fin de los Juegos.

Por lo pronto las Fuerzas Armadas continúan apostadas en las favelas, pero ya se replegaron del centro carioca donde habían sido establecidas durante las Olimpíadas.

El pedido de Dornelles apunta a que los militares vuelvan a patrullar en los barrios céntricos puesto que el clima de guerra urbana parece haber tomado cuenta de toda la "Ciudad Maravillosa".

El pasado lunes los comerciantes de un barrio de la zona sur fueron obligados a cerrar sus puertas por los narcos que impusieron el toque de queda, luego que uno de sus capos fue muerto por la policía.