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AMPLIARLos Juegos Olímpicos no parecen ser una oportunidad para las "piranhas" como llaman a las prostitutas en Brasil.

"Comprar sexo no es deporte" en los Juegos Olímpicos

El sueño, ya de por sí amargo, no es el de otras épocas y la promesa de ganar dinero rápido y en cantidad se desvanece para las miles de prostitutas que apostaban a hacer su agosto durante los Juegos Olímpicos.

Merma la demanda de sexo, malas noticias para las "piranhas".

 A tres días del inicio, el panorama para las "piranhas", como se conoce vulgarmente a las trabajadoras del oficio más antiguo del mundo, aparece cuando menos desalentador repitiendo el escenario del Mundial de fútbol que este país albergó en 2014.

Los tiempos cambiaron y mucho en la "Cidade Maravilhosa" y el "sacrificio" no depara las ganancias de antaño, sobre todo en épocas de recesión como las que anteceden al inicio de los Juegos.

A ello hay que agregar que la competencia se anticipa feroz y la clientela más escasa como consecuencia no sólo de la crisis sino de las campañas de conscientización que señalan a Brasil como uno de los destinos preferidos del turismo sexual.

Un flagelo que no discrimina y por el cual son explotados cerca de un cuarto de millón de menores de edad en todo el país, donde la prostitución es legal, aunque no así el delito de instigación a ejercerla.

El diario "El País" publica ayer los resultados de una investigación realizada desde hace varios días y que incluye entrevistas a varias trabajadoras sexuales que llegaron a Río sólo para intentar aprovechar el "derrame" de los Juegos.

Entre las entrevistadas se destacan una ex auxiliar de vuelo, una estudiante de fisioterapia, una aspirante a masajista, una futura ingeniera industrial y varias madres de muy corta edad dedicadas hoy a la prostitución.

Por ejemplo Luiza, una mujer de 32 años, fue "contratada" por un club nocturno de Copacabana junto con otras 12 chicas a las que también les pagaron viaje, comida y alojamiento para "trabajar" de lunes a viernes durante ocho horas diarias.

Un trabajo que consiste no sólo en prostituirse, sino también en garantizarle a los dueños del local ingresos por el mayor consumo posible de bebidas, aunque claro no todas las que llegaron a Río "gozan" de las mismas condiciones.

"Odio lo que hago, pero es la única forma de ganar dinero rápido. Estuve buscando trabajo durante mucho tiempo sin éxito", destaca María, apenas desembarcada para trabajar en otro club del centro carioca, al explicar por qué se dedicó a esto.

Más allá de las promesas de ganar dinero rápido (que seguramente sí embolsarán sus "empleadores"), es casi seguro que María volverá a casa antes de lo previsto y con un "botín" bastante más escaso que el esperado. Así lo indican al menos las estadísticas. Según un estudio del Observatorio sobre la prostitución de la Universidad federal de Río, ya en el Mundial de 2014 las cosas se pusieron difíciles para muchas damas del sexo incluso en los barrios más coquetos de Río como Vila Mimosa, Ipanema, Copacabana y Lapa.

Entre tanto, en Barra de Tijuca, una de las zonas exclusivas de la ciudad ubicada a pasos del Parque Olímpico, la policía desbarató una banda de proxenetas dedicada a la prostitución infantil y arrestó a dos personas.

Se trata de Marcio García, de 33 años, y de Jonathan Alves, de 24, quienes "reclutaban" adolescentes a través de las redes sociales para sus fines.

Fue el segundo operativo de ese tipo a días del inicio de los Juegos y se realizó poco después de otro que permitió rescatar a tres jóvenes que eran explotadas en un departamento de playa del Recreo.

Hace algunos meses ya, el presidente interino de Brasil, Michel Temer, lanzó una apelación pública en el marco de la campaña "No al turismo sexual. Pagar por sexo no es un deporte".

Una campaña que apunta a desalentar la trata de personas y la explotación de menores, flagelos que suelen mermar proporcionalmente cuando merma la cantidad de clientes.

Para los atletas que quieran mantener relaciones sexuales durante los Juegos, en tanto, el Comité Organizador pondrá a su disposición unos 450.000 preservativos que serán distribuidos en la Villa Olímpica.

Cantidad que triplica la de Londres 2012 y asegura un promedio de 42 condones por atleta, cifra nada despreciable si se considera que entre la ceremonia de apertura y la de cierre transcurrirán apenas 16 días.