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AMPLIARUna de sus últimas fotos

Identifican los restos de "Lucho" Falú en el Pozo de Vargas

El Equipo Argentino de Antropología Forense halló el miércoles en el Pozo de Vargas los restos de Luis Eduardo Falú, quien fue secuestrado el 14 de septiembre de 1976, cuando tenía 25 años. “Nos tiene muy movilizados y es altamente reparador”, dijo el músico.

Desde San Miguel de Tucumán, a dónde viajó para recibir una confirmación que sacude a su familia hasta el punto de obligar a la internación de su madre, de 99 años, el guitarrista sostuvo a Télam que “la primera reacción, más allá de lo emocional, es la de agradecer”.

“Agradecer muchísimo a los organismos de derechos humanos, a los equipos forenses nacional y de Tucumán, a los abogados y a los propios compañeros, los que han caído, porque son ellos los que iluminan nuestra memoria”, expresó el artista.

Luis “Lucho” Eduardo Falú fue secuestrado el 14 de septiembre de 1976, algo más de un mes después de que el muchacho, de 25 años y estudiante de Historia, se reuniera con dos agentes del Servicio de Inteligencia, quienes lo amenazaron concretamente: “Hacé una lista con los nombres de esos zurditos amigos tuyos”, le dijeron, según contó después a un familiar.

Como Falú se negó, lo secuestraron a 50 metros de su casa, al mediodía, cuando volvía de su trabajo en Gas del Estado y ese trágico suceso -como tantos que asolaron a la Argentina de ese tiempo- formó parte del juicio por crímenes de lesa humanidad en la Jefatura de Policía y la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga.

En esas causas, que engloban a más de 200 víctimas, están imputados 41 personas, entre ex militares, ex policías y ex gendarmes, dos civiles y un sacerdote.

Juan Falú, exquisito instrumentista que tributó a su hermano en “Vida la de Lucho”, hermosa pieza incluida en su disco “Manos a la obra” (2007), confesó que “en estos años manteníamos una enorme confianza en los equipos forenses porque interactúan desde hace años y trabajan con tesón y decisión”.

“Pero también teníamos dudas -abundó- por las dificultades ante ese trabajo, ya que sabíamos que los restos de mi hermano estaban muy diseminados y calcinados”.

Ahora, “con la identificación de la casi totalidad de los restos óseos de mi hermano”, Falú consideró que “nos congrega un abrazo colectivo y memorioso que nos obliga a comprometernos más, a pedirle a los familiares que sigan aportando sus datos genéticos para facilitar las identificaciones porque todavía hay muchos restos en ese Pozo de Vargas y en todo el país”.