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AMPLIAREl gesto vehemente de Eduardo Cunha, quien renunció a la presidencia de la Cámara de Diputados.

Por probada corrupción termina renunciando presidente de los diputados brasileños

Las denuncias de corrupción en torno al caso "Petrolao" forzaron ayer la renuncia del presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, el poderoso Eduardo Cunha, hombre clave en el gobierno de Michel Temer y enemigo de la mandataria suspendida Rousseff.

Detalles.

 "Resolví ceder a los consejos de mi aliados (...) porque solamente mi renuncia podrá poner fin a esta inestabilidad sin plazos", afirmó Cunha, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMD).

El anunció fue leído por el propio Cunha ayer en las primeras horas de la tarde de Brasilia ante un enjambre de periodistas acreditados en el Palacio Legislativo.

El mundo político en Brasilia se estremeció con el terremoto causado por la salida de un dirigente que para muchos estaba entre los más influyentes del país, y aliado vital del mandatario Temer.

"Es público y notorio que la Cámara está acéfala, lo cual no se condice con lo que el país espera en este nuevo tiempo después de la salida de la presidenta (Dilma Rousseff)", continuó Cunha.

El influyente congresista dijo haber sido víctima de presiones luego de impulsar el "impeachment" contra la mandataria suspendida Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT). Aseveró que el "sello" de su paso por la presidencia de Diputados fue haber trabajado para lograr la holgada mayoría que el 17 de abril pasado votó por la apertura del juicio político contra Rousseff.

Y aseguró estar "orgulloso" de ese objetivo que prácticamente acabó con el gobierno de Rousseff y "de haber contribuido para que mi país se libere del gobierno de delincuentes del PT".

Cunha había sido separado de su cargo interinamente por el Supremo Tribunal Federal en razón de dos procesos en la causa por corrupción en Petrobras, el "Petrolao".

El último de ellos fue abierto por el Supremo recientemente a raíz de las evidencias de que cobró millones de dólares de sobornos y los escondió en cuentas de bancos suizos.

Las dos causas fueron votadas unánimemente por los once ministros del Supremo, algo que no es habitual en la máxima Corte brasileña.

Paralelamente la Comisión de Etica de Diputados lo encontró culpable de haber mentido ante el Legislativo, cuando aseguró no tener cuentas en el extranjero.

"Tengo la conciencia tranquila no sólo de mi inocencia" afirmó entre lágrimas el hasta hace poco tiempo irreductible legislador, alguien temido por sus adversarios y hasta por sus aliados como el mandatario interino Michel Temer.

Temer y Cunha, ambos del PMDB, se reunieron la semana pasada en un encuentro que suscitó muchos comentarios, y que según analistas demostró que el legislador mantenía poder a pesar del desgaste sufrido.

Cunha que es miembro de una iglesia evangélica neopentecostal cerró su intervención de unos cinco minutos con una frase que suele emplear en sus discursos oficiales: "que Dios bendiga a esta nación".

Buena parte de su poder dependía de la alianza con el importante bloque de congresistas evangélicos, que tiene 92 miembros, de los cuales 91 votaron por el impeachment de Rousseff.

En cambio nunca tuvo todo el aval de sus correligionarios del PMDB, un partido donde hay varias facciones, y que no votó unánimemente por la caída de la presidenta petista.

Uno de los adversarios de Cunha es el diputado del PMDB Jarbas Vasconcelos quien ayer conmemoró su salida como jefe de la Casa, aunque no haya perdido el foro parlamentario.

"Cajón y velas grises para Cunha, él ya debería estar preso en la cárcel de Curitiba (sur del país) con los otros presos del Petrolao", dijo Vanconcelos.

"Cunha se cansó de burlarse de la opinión pública y el pueblo brasileño", concluyó Vasconcelos.