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03/04/2016 - Historia

El vínculo militar, político y afectivo de Belgrano con Tucumán

En San Miguel de Tucumán libró el creador de la Bandera, el 24 de septiembre de 1812, junto al pueblo tucumano, una batalla decisiva para el destino de nuestra patria y fue también en esta misma ciudad donde el Congreso Nacional, en el que participó activamente, declaró la Independencia del país el 9 de Julio de 1816.

Detalles Pero, además, sería en San Miguel donde conocería a uno de los grandes amores de su vida y a la postre madre de su hija.

Tras el importantísimo triunfo obtenido por Belgrano en la Batalla de Tucumán se celebró una fiesta en la que conoció a María de los Dolores Helguero, que entonces tenía 14 años. Los Helguero eran una encumbrada familia que vivía en una casa ubicada en las esquinas de las actuales calles San Martín y Maipú. A partir de ese primer encuentro parece haber surgido entre la joven tucumana y el general una corriente de atracción, pero las exigencias militares de este último lo alejaron de Tucumán.

Años después, el destino, mezclando el amor y la política, volvería a reencontrarlos en Tucumán. Tras un viaje por Europa Belgrano regresó a la provincia en 1816. El 6 de julio sería recibido por el Congreso Nacional, en sesión secreta, para informar del estado de Europa y las posibilidades de la guerra contra España.

José María Rosas, en Historia de la Argentina, nos relata en qué consistió dicho informe.

De acuerdo a Rosas, “Belgrano comentó que si la revolución había merecido en un principio simpatías de las naciones europeas “por su marcha majestuosa”, en el presente del país, debido a “su declinación en el desorden y la anarquía” sólo podíamos contar con nuestras propias fuerzas.

También advirtió el general que las ideas republicanas ya no tenían predicamento en Europa y que ahora la forma preferida era la monarquía constitucional a la manera inglesa; en consecuencia consideró que lo conveniente para el país era la monarquía “temperada” y que había que llamar a la dinastía de los Incas. Fundamentó su propuesta en “la justicia que envuelve la restitución de esta Casa tan inicuamente despojada del trono” y en el entusiasmo general que despertaría en los habitantes del interior. De este modo se evitaría “una sangrienta revolución en lo sucesivo”.

Desde el punto de vista militar, Belgrano evaluó que España estaba débil por la larga guerra contra Napoleón y “las discordias que la devoraban”, pero con todo tenía más poder que nosotros y que por lo tanto debíamos poner todo nuestro esfuerzo “en robustecer el ejército”. Para él Inglaterra no ayudaría a España a subyugarnos, “siempre que de nuestra parte cesasen los desórdenes”.

También trató de disipar algunos temores   que se habían instalado entre los congresales considerando que la llegada de tropas a Brasil no tenía miras ofensivas contra nosotros y sólo buscaban (en relación a Artigas) “precaver la infección en el territorio del Brasil”. Según su parecer el carácter del príncipe don Juan de Portugal era pacífico y “enemigo de conquistas”; por lo tanto, estas provincias no debían temer el movimiento de aquellas fuerzas.

Las palabras de Belgrano encontraron eco cuatro días después en la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en el Sud “del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli”.

Al día siguiente, el 10 de julio, en el salón principal de la hoy Casa Histórica, se realizó una fiesta de celebración patriótica a la que asistieron los congresales y los vecinos más destacados de la ciudad.

Esa noche se eligió entre las bellas jóvenes presentes una reina de la fiesta. Salió electa Lucía Aráoz, quien tenía en ese momento once años, y a la que llamaron desde entonces “la rubia de la Patria”. Se bailaba minué, pero también zamba. El general Belgrano, quien tenía fama de buen bailarín, se destacaba entre los presentes. Según los comentarios de la época no se separó en toda la noche de la agraciada Dolores Helguera.

Esta segunda estadía en Tucumán fue la más extensa de Belgrano en la provincia. Se extendió entre 1816-1919 y coincide con su segundo mando al frente del Ejército del Norte. Fue durante ese período que se desarrolló el romance entre el general y la joven tucumana a la que le llevaba 28 años.

En una ciudad que tenía en esa época mucho de aldea todavía era difícil que una relación de este tipo se desarrollase al margen de las murmuraciones, pero éstas se convirtieron en escandalizados comentarios cuando a finales de 1818 se hizo evidente que María Dolores estaba embarazada.

A eso se agregó, como comenta el historiador Carlos Páez de la Torre, que “Belgrano no pudo acompañarla hasta el final del trance. Es sabido que le ordenaron marchar con el Ejército a Santa Fe, para apoyar al gobierno central enfrentado con el caudillo Estanislao López”.

Por su parte, el tucumano Ventura Murga, en su artículo “Los afectos de Belgrano en Tucumán”, considera que éste “se hubiera casado si la fatalidad no se hubiese interpuesto en el camino. En efecto, dada su palabra de casamiento y determinado ya a realizarlo, tuvo que viajar precipitadamente a Salta, donde sus atenciones lo retuvieron varios meses. Cuando volvió a Tucumán se halló con lo irremediable: a su novia la habían hecho casar con un hombre que luego nomás la abandonó”.

También nos informa Murga: “Se averiguó secretamente por orden del general adónde había marchado el esposo de Dolores. Se le dijo que a Bolivia. Pues a Bolivia despachó chasques con la orden de transmitirle inmediatamente la menor noticia que tuviera de él. Su resolución y su palabra estaban empeñadas y permanecían firmes: había prometido casarse con Dolores y se casaría, si llegaba a saber que el esposo había muerto. Nunca lo supo y tuvo que resignarse a ver el fruto de su amor que nació en un hogar que debió ser el”.

El 4 de mayo de 1819, en Tucumán, nació Manuela Mónica del Corazón de Jesús Belgrano. Antes de morir, el 20 de junio de 1820, Belgrano había solicitado que su hija recibiera la educación que le correspondía. En cumplimiento de su pedido fue llevada a Buenos Aires.

Fue educada allí por Juana Belgrano y el canónigo Domingo Belgrano, hermanos del general. Muy culta, Manuela Mónica llegó a dominar varios idiomas.