AMPLIARMorgado

22/09/2015 - Por Sebastián Ganzburg

Morgado y Acotto impusieron calidad a la noche tucumana

Un recital maravilloso, aplaudido sin descanso, de un nivel profesional y artístico impostergable. Esteban Morgado y Mariela Acotto, emocionaron en el Virla.

La calidad, solvencia, encanto, seducción y nivel artístico fueron los ingredientes que se fusionaron la noche del viernes en el Centro Cultural Virla, en el intimista espectáculo que ofrecieron el enorme guitarrista Esteban Morgado y la destacada cantante Mariela Acotto.

Como si fuera una enorme guitarreada, Morgado interpretó tangos de todos los tiempos, ante la atenta escucha del público que acompañó cada acorde. A medida que fueron pasando los minutos, el violero comenzó a interactuar con la gente que se entusiasmó y participó activamente.

El público tomó partido y por invitación de Esteban comenzó a pedir canciones. “Ustedes pidan que si lo sé, lo toco”, dijo en medio de la noche tucumana y primaveral. Es así que tocó rock, latino, bossa y jazz, entre otros géneros.

Los dedos del artista danzaban mágicamente por una guitarra llena de brillo. Melodías emotivas, cautivantes y profundas deambulaban de arriba hacia abajo por el anfiteatro.

Promediando la mitad del show, el público, algo impaciente, pidió la participación de Mariela Acotto, quien con esa voz arenosa y profunda despertó la nostalgia en la gente. Para esto eligió el tango “Garúa” y luego apeló a cerca de seis canciones más entre la que se destacó “Che bandoneón”.

Antes de finalizar cada tango los espectadores aplaudían, atónitos y regocijados por la fusión inigualable que ambos artistas habían logrado arriba del escenario.

Es que Esteban tiene toda la experiencia porteña encima, la del “polaco” Goyeneche, la de la “gata” Varela o la de María Graña. Mariela le puso su pasión y glamour tucumano. Los fantasmas de sus mejores acompañantes como Carlos Podazza o de la Orquesta de Juan de Dios Filiberto aparecieron cautivantes.

Un recital maravilloso, aplaudido sin descanso, de un nivel profesional y artístico impostergable.

Sebastián Ganzburg