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21/08/2015 - Policial

Femicidio del country: el fin del lujo y el glamour

La vida holgada y de celebrities que llevaban Fernando Farré y Claudia Schaefer cambió el año pasado, cuando la pareja se separó y él quedó afuera de la empresa de cosméticos de la que era gerente. "Se le juntó todo. Estaba deprimido por el trabajo y la mala relación con su ex mujer", contó una persona que lo conocía.

La vida de Fernando Farré estuvo marcada por una situación acomodada, el lujo de su trabajo  y el acceso a los círculos más exclusivos del jet set internacional, pero eso comenzó a cambiar a fines del año pasado. Hasta entonces dividía su tiempo entre Buenos Aires y Santiago de Chile como Manager General de la marca de cosmética internacional Coty, pero una decisión de la empresa lo dejó afuera. Fue en diciembre pasado y desde entonces, Farré ya no fue el mismo. En su círculo íntimo no salen del estupor de lo que sucedió este mediodía en Pilar, cuando el hombre, de 53 años, degolló a su esposa, Claudia Schaefer de 44, y madre de sus tres hijos menores de edad.  

No estaba igual, se lo veía deprimido por el trabajo y la mala relación con la esposa”, dijo una fuente a Infojus Noticias. Otra persona que lo trató durante años y lo vio durante el último verano aseguró que “se le juntó  todo: lo preocupaba lo del trabajo e insistía que la esposa no se adaptaba a que él no tenía trabajo  y seguía llevando un ritmo muy alto de vida y gastos”. La realidad de la pareja durante los últimos meses contrastaba con la que había mostrado hasta un tiempo atrás, donde ambos aparecen en una serie de fotos en fiestas y shows exclusivos, rodeados de modelos, diseñadores de moda y celebrities, en las que posaban distendidos y bronceados. También eran habitués de las principales galas de la alta sociedad porteña.

"Estoy anonadado. Es una locura lo que pasó. No creo que nadie imagine que alguien cercano puede hacer esto, pero de él no me lo hubiera imaginado jamás”, contó alguien que conoce al empresario a quien definió como “tipo amable, detallista, correcto y obsesivo con el trabajo”.

Los viajes eran otra de las constantes de la pareja que se cruzaban con el trabajo. Muchos de ellos eran por el trabajo de Farré, que lo llevó a codearse con la socialité Paris Hilton, la top británica, Kate Moss o la cantante Katy Perry, caras de las diferentes marcas que tenía en la empresa. Sus vacaciones junto a los tres hijos que tuvieron, se dividían entre Punta del Este en verano y Chapelco en invierno, donde iba a esquiar. También figuraban entre sus destinos favoritos Londres y Nuva York.

Farré y Schaefer vivieron hasta hace un tiempo en pleno corazón de Recoleta, en un piso sobre la calle Rodríguez Peña, a metros de la avenida Alvear, en el que después quedó sólo ella con los chicos. También alquilaban la casa del country Martindale, uno de los más tradicionales y conservadores de la clase alta porteña, que tras el despido quedó a cargo de la madre de él, quien estuve  presente cuando él degolló a su ex pareja.

Formado en la Universidad Católica Argentina (UCA) donde se recibió de Licenciado en Administración de Empresas y Contador Público, Farré comenzó trabajando en Carrefour. Después pasó al banco Santander Río y Coca Cola. Cuando estaba trabajando allí le llegó la oportunidad de completar sus estudios con un master en el Thunderbird School of Management, en Arizona, en Estados Unidos.  Ese terminó de ser el trampolín a una carrera que lo llevó a trabajar en el segmento de lujo de la firma francesa L’ Oréal, una bodega argentina, Avon y Coty.

Tras su salida forzada fundó  su propia firma en enero pasado. También se contactó con diferentes personas “estaba viendo cómo podía rentrar al mercado, le sobraban los contactos: gerentes de empresas, abogados, empresarios, periodistas, conocía a medio mundo”, agregó.  

Infojus