AMPLIARPedro Martínez

17/02/2015 - Conciencia ambiental

El cambio climático nos enferma

Desde Conciencia Ambiental Tucumán venimos hablando incansablemente del cambio del clima. Esto seguramente nos enferma a nosotros, pero vuelve más fuertes a los virus.

El mentado y tan hablado cambio climático ya es un hecho, e prácticamente irreversible, es decir hagamos lo que hagamos nada cambiará la perspectiva de un giro profundo en lo que venimos conociendo sobre clima propiamente dicho.

Meteorólogos de todo el mundo se encuentran totalmente desconcertados, ya que los parámetros con que se venían manejando, están totalmente desvirtuados y eso debido nada más y nada menos que a la impropia conducta del mismo hombre en su propia hábitat. Depredaciones a más no poder, tala indiscriminada, desviar los ríos, cementar ciudades completas, los parques automotores incrementados en un cien por ciento, aires acondicionados a full, basurales a cielo abierto, cloacas y así innumerables desastres a nuestra propia casa grande.

Estas intervenciones del hombre causan en todos los casos emanaciones de gases efecto invernadero (CO2, gases clorofluorcarbonados, etc,) que van directamente a destruir nuestra única protección de los rayos ultravioletas, esa protección es el conocidísimo ozono (O3) que nos sirve de paraguas.

Días de sol intenso, lluvias, luego fresco, eso atormenta nuestra salud y nos va debilitando en nuestras defensas. Hoy por hoy enfermedades impensadas hace diez años atrás se hacen presentes, los virus se van adaptando al nuevo clima que ya se instaló y trabajan mucho mejor, en cambio nosotros, los seres humanos, no poseemos esa capacidad y en forma contraria somos todos perjudicados.

Resulta inconsistente creer que el hombre es el dueño del planeta, cuando en realidad somos los más débiles, cualquier especie nos supera, cualquier especie tiene atributos que nosotros poseemos mínimamente, sin embargo tenemos inteligencia, pero tristemente esa inteligencia solo la usamos para destruir recursos naturales a sabiendas que nos perjudicamos nosotros mismos.

Por Pedro Martínez