09/02/2015 - cine

Chile se destacó en Berlinale

El cine chileno fue hoy protagonista de la quinta jornada del 65o. Festival de Berlín, de la mano del film de Pablo Larraín, "El club", donde se denuncia la complicidad de la Iglesia Católica con los sacerdotes acusados de delitos comunes.

Es un film claustrofóbico y angustiante, a pesar de algunos destellos de humor negro pero desprovisto de toda intención crítica o pontificante.

   "El club" demuestra la calidad de una cinematografía que asume totalmente el nivel de sus pares latinoamericanos.

    Sus compañeros del concurso de hoy fueron el polaco "Body" de Malgorzata Szumowska, la única cineasta mujer de la sección oficial junto a la italiana Laura Bíspuri, y el alemán "Als wir träumten" (Como soñábamos) de Andreas Dresen, pero ninguno de los dos tuvo el nivel de aceptación que ha tenido el chileno.
    Según Larraín, existen en Chile numerosas casas donde, cubiertos por la Iglesia, encuentran refugio sacerdotes excomulgados por sus graves pecados.

    En una de estas moradas viven cuatro curas, entregados a la oración y a sus pasatiempos favoritos, cuya pacífica existencia es interrumpida por la llegada de un sacerdote psicólogo, decidido a cerrar esa casa y otras muchas desperdigadas por el país en un afán de limpieza que no va más allá del deseo de cubrir los trapos sucios antes que estos sean sacados a relucir por las víctimas y la prensa.

    Larraín vuelve al clima claustrofóbico y asfixiante de su obra maestra, "Post Mortem", ayudado por un elenco de actores donde descuellan Alfredo Castro como un cura homosexual, Jaime Vadell como un sacerdote colaborador de la dictadura militar y Roberto Farías como la víctima que termina por adaptarse a la vida monástica, y Antonia Zegers, monja, criada y cómplice de los curas.

    En rueda de prensa, el cineasta, junto a su hermano productor Juan de Dios, y los actores Castro y Farías, contó que estudió en colegios religiosos, donde había curas "que emprendían su propio camino hacia la santidad mientras otros se perdían por pecados vinculados a la debilidad de la carne".

   "Mi film trata justamente de estos curas perdidos que purgan, por así decir, sus pecados en soledad gracias a la Iglesia que no cree en la justicia civil y considera que todos los pecados, aún los más graves, terminarán por ser perdonados por Dios" agregó Larraín.

    Sobre el papa Francisco, dijo que "se enfrenta a una Iglesia muy problemática y su empeño en reformar la curia y acabar con la hipocresía y la complicidad, con los malos sacerdotes, se presenta como una oportunidad muy contradictoria de la que no sabemos por ahora cuál será el resultado".

    "Yo no quería tocar especialmente el tema de la homosexualidad y aún menos el de la pedofilia, pero considero que es un tema muy interesante porque el gran tabú de la Iglesia es la sexualidad, con esa condición absurda de la castidad que reprime sin resolver", agregó el cineasta.

    En tanto, "Body" es la historia de un fiscal, reciente viudo, con una hija anoréxica tratada por una singular mujer que ha descubierto virtudes terapéuticas después de la muerte de su hijo de ocho meses.

    Según la mujer, los seres queridos fallecidos permanecen junto a los vivos para ayudarlos a superar sus problemas y una fallida sesión espiritista, mitad seria, mitad farsa, ayudará a padre e hija a superar su antagonismo.

    "Como soñábamos" enfoca el difícil paso del socialismo real a una democracia de parte de la Alemania comunista y la consiguiente pérdida de ideales que -con la crisis provocada por la unión forzada de las dos mitades del país- arrojó a la miseria y al desempleo a buena parte de la juventud.

    Una banda de adolescentes, alumnos modelos de la Alemania socialista, ven subvertidos sus valores y, desorientados, no logran unirse a la penosa reconstrucción que en menos de veinte años hará del país la mayor potencia económica de Europa.