AMPLIARHorror en Acapulco

06/02/2015 - México

Nuevo capítulo de horror en Acapulco

El hallazgo de al menos 61 cuerpos en un crematorio abandonado en el centro veraniego sureño de Acapulco, estado de Guerrero, costas del Pacífico, abrió un nuevo capítulo de horror en la interminable cadena de violencia que estremece a México desde hace más de ocho años.

 El acontecimiento se agrega a la oleada de violencia que sacude desde hace más de 8 años al país y ha arrojado hasta ahora más de 125.000 muertos, 250.000 desplazados y unos 22.000 desaparecidos, según fuentes independientes.

    Se enmarca además en la desaparición, el 26 de septiembre pasado, de 43 estudiantes en la ciudad de Iguala, la tercera en importancia del estado de Guerrero, que según la teoría oficial, fueron entregados por policías municipales a una banda criminal, que los asesinó y arrojó sus restos a un río, según la tesis de la Procuraduría General de la República.

    El episodio amenaza con profundizar la grave crisis política y social que afecta al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que asumió hace apenas dos años, pero ya encara serios problemas de credibilidad, duras críticas a nivel local e internacional de parte de organizaciones humanitarias y crecientes cuestionamientos de la oposición.

    Asimismo, este hecho cobra especial relieve porque el 7 de junio próximo habrá elecciones generales de medio término en el país, donde se disputarán 2.159 cargos de elección popular, entre ellos las 500 bancas de la Cámara de Diputados, 9 gobernaciones, 641 bancas legislativas locales, y más de 1.000 alcaldías en 17 estados y la capital.

    Guerrero, junto con Tamaulipas, noroeste del país, y Michoacán, en la zona sur, figura en el mapa de las zonas más castigadas por esta larga espiral violenta que parece no tener fin y que se inició desde que en diciembre de 2006 el entonces presidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva, con tintes de cruzada, contra el crimen organizado con apoyo del Ejército y la Marina.

    Sin embargo, la violencia en Guerrero, costas del Pacífico, adquiere una nueva dimensión porque se entrecruza con una larga tradición de violencia política que incluso provocó brotes rebeldes en los años 60 y 70, liderados por legendarios líderes guerrilleros como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas.

    Durante la gestión del presidente Enrique Peña Nieto, la Policía Federal ha localizado un total de 479 osamentas en fosas clandestinas en todo el país, según un reporte oficial dado a conocer vía por el matutino local vía las leyes de transparencia.

    Solamente en 2014, fueron halladas 189 osamentas en distintas fosas de Guerrero: 14 en Acapulco, 11 en Eduardo Neri, 149 en Iguala, una en Juan R. Escudero, 3 en Teloloapan y 11 en Zitlala.

    El año pasado, la PF fue alertada de 74 osamentas en La Barca y 17 en Zapopan, en el occidental estado de Jalisco, mientras que en este año solo se han reportado seis: una en Tlatlaya, Estado de México, dos en Iguala, y tres en Fresnillo, estado central de Zacatecas, según la fuente.

    "Todo el país es una fosa clandestina", afirmó en octubre pasado el sacerdote y activista en favor de los migrantes, Alejandro Solalinde.

    Además de este caso y del de los desaparecidos, a Peña le ha tocado lidiar también con otro fenómeno con alta repercusión internacional, como el de la matanza de Tlatlaya, estado de México, a unos 100 kilómetros de la capital, ocurrido el 30 de junio pasado.

    Al menos 22 jóvenes murieron supuestamente en medio de un enfrentamiento con el Ejército, según un parte militar inicial, pero testimonios de mujeres sobrevivientes revelaron que soldados del Ejército los "fusilaron" en un galpón.

    "México se encuentra hoy inmerso en la peor crisis de derechos humanos en años", señaló el director para las Américas de Human Rights Watch, el chileno José Miguel Vivanco, en el último informe del organismo sobre la situación de los derechos humanos en América Latina durante 2014.

    Vivanco estima que Peña Nieto reaccionó "mal y tarde" tanto en la matanza de los 43 estudiantes de Iguala en septiembre, como en el de la ejecución extrajudicial de al menos 12 civiles en Tlatlaya unos meses antes.