27/01/2015 - Grecia

Gobierno de Tsipras dispuesto a subir sueldos

Ayer nació el gobierno de Alexis Tsipras, que juró fidelidad a la Constitución y al pueblo griego, y hoy se pondrá a trabajar, con toda probabilidad subiendo inmediatamente el salario mínimo.

 El inicio del Ejecutivo quedó ya marcado por un enfrentamiento con Alemania: la jefa de gobierno, Angela Merkel, indicó ser contraria al recorte de la deuda griega justamente mientras el nuevo viceministro de Exteriores griego, con responsabilidad de los asuntos económicos internacionales, Euclid Tsakalotos, dijo claramente que es "irreal pensar que Atenas pueda pagar su deuda".

    Merkel, en una reunión de su partido, dijo ser contraria a una quita de la deuda, un pedido que sin embargo aún no fue presentado formalmente. Se trata de una posición difícil de conciliar con las palabras de Tsakalotos a la BBC: "Nadie cree que la deuda griega sea sostenible, ningún economista puede pensar que podremos pagar toda esa deuda, es imposible".

    Para el gobierno formado por la izquierdista Syriza, en alianza con la derechista Griegos Independientes (ANEL), se vislumbra un arranque inmediatamente turbulento en el plano internacional. A Atenas, en tanto, llegarán ya en los próximos días el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, el jueves, y el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, el viernes.

   Tsipras ha delineado un gobierno de marcado carácter económico, que comprende entre otros al economista enemigo jurado de la austeridad y del memorandum con la troika, Yannis Varoufakis, el vicepremier Yannis Dragasakis, "coordinador" de los ministerios económicos y delegado a las duras negociaciones con los acreedores representados por la troika. El único ministro que no forma parte de Syriza es el líder de ANEL, Panos Kammenos, que ocupará el ministerio de Defensa.

   Kammenos es uno de los ministros y subsecretarios que hoy pronunciaron el juramento en las manos del arzobispo Ieronimos y poniendo la manos sobre la Biblia. Entre ellos también el nuevo ministro de Sanidad, Panayiotis Kouroublis, que es ciego y llevaba lentes oscuros. Todos los demás prefirieron la fórmula laica ya utilizada ayer por Tsipras.

   Fue una ceremonia muy sobria, con muchos componentes del gobierno sin corbata y Varoufakis incluso con la camisa por fuera de los pantalones. Del Ejecutivo no forma parte ninguna mujer ministro, aparte de la presidenta del Parlamento (que en Grecia es un cargo de gobierno) y líder de la lucha a la corrupción, Zoe Kostantopoulou. Cuatro superministerios absorberán muchas funciones de ex ministerios autónomos, que ahora quedarán reducidos a 10.

Fuera del Palacio presidencial, una multitud aplaudió al nuevo gobierno.

 Con el gabinete ya listo, la primera medida que Tsipras adoptará en el primer consejo de ministros de mañana será con toda probabilidad una de las más populares, una promesa solemne hecha por Syriza durante la campaña electoral: el aumento del salario mínimo de 450 a 751 euros brutos, que debería ir seguido por la restauración de las reglas sobre el contrato colectivo, canceladas por el gobierno conservador de Antonis Samaras por pedido de la troika.

 En tanto, desde Europa siguen llegando señales hacia la nueva Atenas, de signo constantemente diverso: si el ministro de Economía italiano, Pier Carlo Padoan, dijo que hay "un sentimiento de encontrar una solución concordada", su par alemán Wolfgang Schaeuble subrayó que "los griegos sufren pero no por las decisiones de Berlín y Bruselas sino por el fracaso de su elite política de los últimas décadas".

 Añadió haber dado "mucha ayuda al ministro de Finanzas griego, que aprovechó poco esta ayuda"

    En definitiva, no hubo casi ni el tiempo de tomar la foto de familia del juramento que el gobierno Tsipras navega ya en aguas agitadas.