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Manuel Sadosky, padre de la computación argentina

El sabio de la tribu, un libro tributo sobre el matemático Manuel Sadosky (1914-2005) que acaba de publicarse en el centenario de su nacimiento, busca componer un personaje alejado del pedestal donde está colocado como padre de la computación argentina.

Este trabajo plantea retratarlo como alguien que, a lo largo de medio siglo de actividad pública, se propuso convertir a la ciencia y a la tecnología en herramientas de liberación económica y cultural.

"Sadosky fue un maestro generoso y un político que siempre postuló la necesidad de sacar a la ciencia del estrecho mundo de los especialistas para difundirla en un sector amplio, en beneficio de las mayorías", remacó el matemático Raúl Carnota, compilador del libro junto a Carlos Borches.

La atípica publicación arranca con una biografía que repasa la trayectoria de Sadosky, deteniéndose en su vicedecanato de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales porteña, que debió abandonar tras la fatídica Noche de los Bastones Largos de 1966 que llevó al exilio a cientos de científicos de primer nivel.

En ella afloran aspectos poco conocidos de su paso inicial por la izquierda, etapa en la que coeditó junto al historiador y educador Gregorio Weinberg para el sello Lautaro desde los tratados fundamentales de la posguerra hasta obras de filosofía y textos de Marx comentados por él mismo.

Tampoco olvida su vocación pedagógica, desplegada en Elementos de cálculo diferencial e integral, un verdadero "best seller" para los estudiantes de ingeniería que aún lo usan, a 50 años de su publicación.

Además, un ex decano reciente de Exactas, Pablo Jacoviks y la matemática Rosa Wachenchauzer ensayan una aproximación a sus ideas sobre política científica tecnológica en el marco de lo que él mismo denominó "filosofía social" y su desempeño como secretario de Ciencia y Técnica durante la gestión de Raúl Alfonsín.

El perfil se completa con el ensayo de Carnota y Borches sobre el ideario de Sadosky, en el que, además del introducir la primera computadora en el país, "fue un auténtico político de la ciencia".

"El plan de Sadosky de crear el Instituto de Cálculo se alimentó de una concepción sobre el rol social de la universidad y de la ciencia. Del mismo modo que fue un defensor de la educación pública, unió como pocos la ciencia 'dura' y la tecnología" desde una posición contraria al cientificismo", remarcan los autores.

El sabio de la tribu reproduce en otro tramo la jugosa entrevista que le realizara Laura Rozenberg en vísperas de su cumpleaños 80, enriquecida ahora con un texto que había quedado fuera de esas conversaciones: los recuerdos de su maestro, Alberto Fesquet.

Una última parte del libro convocó a políticos y científicos de diversas disciplinas que integraron el "planeta Sadosky", y a colaboradores y veteranos del instituto del Cálculo donde se instaló la "Clementina", la primera computadora valvular inglesa del tamaño de una habitación que adquirió en 1960.

Allí, el actual ministro del área, Lino Barañao; el escritor Tomás Eloy Martínez, Rodolfo Terragno, Elva Roulet, el genetista Víctor Penchazadeh y el científico uruguayo Rodrigo Arocena, entre otros, pintan sus recuerdos sobre la personalidad de quien consideran un maestro.

En la cuidada edición de Del Zorzal están intercaladas, además, medio centenar de fotografías que reflejan cada etapa de su vida y del país.

"Sadosky era un hombre de una vasta cultura, un humanista, un orientador solidario de los científicos jóvenes; alguien realmente sabio", concluye Carnota para dejar en claro el porqué del título elegido.