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AMPLIARCalle Lincoln al 1000

Las promesas no cumplidas del Promeba

Cuando el Promeba, Programa de Mejoramiento Barrial nacional que depende del IPV en nuestra provincia, puso en marcha su maquinaria de trabajo en junio de 2014 los vecinos de barrio Lincoln de 1000 a 1300, celebramos este aporte.

Toda iniciativa que mejore nuestro barrio es bien recibida por nosotros.

Nos dijeron que mejorarían nuestra calidad de vida, que pondrían los caños nuevos para las cloacas y para el agua potable, que colocarían las instalaciones para que podamos solicitar gas natural y que finalmente harían la vereda tan ansiada por todos para que podamos circular con más comodidad y no tengamos que bajarnos a la calle para transitar. Comenzaron rompiendo la calle -hace poco había sido asfaltada- luego continuaron con las veredas de cada uno de los vecinos sin aviso ni permiso, nos cortaban el agua por largas horas para poder trabajar, también la calle, por ende no pasaba la única línea de colectivo que circula por aquí, el ruido de las máquinas se sentía permanentemente y con cada lluvia nos embarrabamos hasta las rodillas por las veredas rotas, sin embargo nada de esto nos molestaba, ya que sabíamos que se trabajaba en pos de nuestra comunidad barrial. 

Un día las máquinas dejaron de sentirse, la oficina del programa que funcionaba en una de las cuadras en arreglo, cerró sus puertas y no pudimos efectuar ningún reclamo a los responsables del trabajo en nuestro barrio. Según un vecino, que habló con un ''inspector'' del programa, le dijo que las empresas que tienen la concesión para los trabajos (cada trabajo lo realiza una diferente con sus propias maquinarias) se habían excedido con el presupuesto asignado, por lo tanto el gobierno no le daría más, puesto que ''ya no les alcanzaba'' y por esto debieron parar los trabajos dejando todo a medio camino.

Por supuesto que éstas son posibles explicaciones o justificaciones que no subsanan de ninguna manera el destrozo que nos han dejado en nuestras casas, las veredas totalmente destrozadas tanto que en algunas casas no se puede ni entrar ni salir por lo que los vecinos, muchos de ellos niños, gente mayor y ancianos con bastón, deben ir buscando, tanteando dónde pisar para ver cómo entran a sus casas. Ni hablar si llueve, directamente es un lodazal imposible de pisar por el riesgo que se corre de caer. A todas estas peripecias diarias hay que sumarle un derrame cloacal producto de una rotura de caños en la esquina de calles Lincoln y Alsina, que se fluye por toda la cuadra hasta casi llegar a la avenida Independencia, agua podrida que infecta la vida cotidiana de nosotros y que la SAT se niega a arreglar. 

Esta es la desidia injusta en la que nos han obligado a vivir, esta falta de respeto cotidiana que cometen el Estado y las empresas contratadas para los trabajos, quienes se tiran la pelota de la culpa, mientras nosotros los ciudadanos que con tanta buena predisposición los recibimos, somos los que quedamos completamente afectados, sin posibles respuestas que calmen nuestro enojo con soluciones a futuro aunque sea, debido a que nadie ha puesto la cara en el barrio hasta ahora, han desaparecido personas, ingenieros, arquitectos, obreros, máquinas y todo lo que representaba al Promeba aquí. 

No solo no mejoraron nuestra calidad de vida, sino que nos destrozaron las pocas conquistas en obras públicas que habíamos obtenido y que nos permitían tener una vida mucho más digna como ciudadanos que somos, que trabajamos, que pagamos nuestros impuestos, pero que nuestros derechos parecen no importar a nadie.

Impotencia, indignación, incertidumbre, abandono, muchas sensaciones que pesan como los ladrillos rotos y las piedras que dejaron en nuestras veredas. 
 
Mercedes Villalba