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AMPLIAREl principal operador contra el gobierno de Rousseff

Continúa distanciamiento entre el gobierno brasileño y los bancos

En la recta final hacia los comicios presidenciales de octubre algunos banqueros dejan trascender sus discrepancias con el gobierno de la presidenta y candidata a la reelección Dilma Rousseff y no disimulan su apuesta a favor de la oposición.

Esa explícita postura comenzó a gestarse días atrás en una nota del Banco Santander, por la cual debió disculparse públicamente, tras embestir con dureza las acciones del oficialismo.

El vicepresidente del Departamento de Relaciones Institucionales y Marketing del Santander, Marcos Madureira, anunció hoy el despido de cuatro empleados por haber violado los reglamentos internos al publicar una opinión en el extracto de cuentas distribuido a los clientes con ingresos superiores a los 5.000 dólares.

En la boleta recibida por miles de ahorristas, el comentario del Santander señala que si Rousseff, postulante por el Partido de los Trabajadores (PT), continúa subiendo en las encuestas preelectorales esto afectará a la economía, causando la caída de la bolsa de valores, el incremento de las tasas de interés y los índices inflacionarios.

En un sondeo conocido a mediados de julio el instituto IBOPE señaló que Rousseff es la candidata con más intenciones de voto (38%), seguida con el 22% por el senador Aecio Neves, del Partido de la Socialdemocracia (PSDB) y Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño (PSB).

Al tomar conocimiento de aquella nota del Banco Santandaer, Rousseff sostuvo la semana pasada que el hecho es "inaceptable" y "lamentable", y exigió explicaciones que fueron presentadas formalmente por el titular del banco, el español Emilio Botín, durante una visita a Rio de Janeiro.

Paralelamente Rui Falcao, titular del PT, acusó al Santander y otros bancos de "repetir una novela que ya conocemos, que viene del año 2002" cuando el sector financiero "boicoteó" a la candidatura del entonces candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva, que finalmente fue electo.

Lula da Silva, líder histórico del PT, también recordó lo ocurrido en 2002 y expresó duras críticas al Santander al tiempo que recomendó "que el señor (Emilio) Botín despida" a los empleados responsables de redactar el polémico comentario contra la candidatura de Rousseff.

Consultado si el despido de los funcionarios de la sede brasileña del banco español fue en respuesta a la indignación del gobierno, el ejecutivo Marcos Madureira descartó hoy esa posibilidad y aseguró que la medida fue en respuesta a la violación del código de conducta del banco y por haber dado lugar a una polémica "innecesaria".

A pesar de que, oficialmente, tanto Emilio Botín como Madureira han dado por cerrado el entredicho con el Palacio del Planalto (Presidencia) y el PT, en el mundo financiero se insiste en las críticas al oficialismo.

"Esta semana deben aparecer nuevos sondeos y uno sospecha que si Dilma sube puede bajar la bolsa, como viene ocurriendo en las últimas encuestas", señaló hoy un comentarista del canal Globo News.

Por cierto desde hace al menos dos meses cuando un sondeo marca el crecimiento de Rousseff el mercado bursátil baja y sube cuando muestra una mejora del candidato opositor Aecio Neves, cuyo jefe de asesores económicos es el operador financiero Arminio Fraga, ex empleado del inversor húngaro George Soros. Entre tanto, tres fuentes de otras tantas entidades financieras comentaron a la agencia Folha, a condición de anonimato, su disgusto frente a los que consideran "presiones" del gobierno para que Santander suspenda la publicación de opiniones de carácter proselitista.

Los informantes, dos de ellos presidentes de bancos y el tercero jefe de un fondo de inversión, expresaron sus cuestionamientos al hecho de que, según su punto de vista, el gobierno esté buscando sacar partido electoral a la polémica con el sector financiero.

Ocurre que según encuestas realizadas desde fines de 2013 un porcentaje alto de la opinión pública brasileña percibe de forma negativa la actuación de los bancos, por las altas tasas de interés cobradas y el precio de sus servicios.