N/D Obteniendo Informe del clima

Buscar
Budismo
Camara fotoAMPLIARBudismo
25/07/2014 - Narrativa

El budismo me sigue pareciendo lo mejor, pero es casi imposible practicarlo como corresponde

En Un año en el budismo tibetano, el escritor chileno Sebastián Olivero consigue transformar una experiencia en una narración sin faltar a los efectos de verdad de esa experiencia cruzando registros, con una voz absolutamente singular que atraviesa desde el diario de viajes a la autoficción eludiendo -muchas veces- la ironía en sordina que también lo caracteriza.

El libro, publicado por la editorial Mansalva, es uno de esosdescubrimientos que tantas veces ha caracterizado a este sello (Roberto Merino, Javier Fernández, Marcelo Matthey, etcétera)

Olivero nació en Santiago de Chile en 1982; es dramaturgo y licenciado de la Escuela de Literatura de la Universidad Diego Portales.
 
Esta es la conversación que sostuvo con Télam.
 
T: Un año... ¿es un libro de memorias, una exploración personal, una experiencia que pusiste sobre papel o nada de eso? Lo pregunto porque el tono irónico atraviesa el texto entero.
 
O: Diría que puede ser todo eso que mencionas. Yo defino mi libro primero como una novela, que para mí es hablar de un género que lo aguanta todo, en relación a lo que puede ser escrito y referente a los recursos y cruce de géneros. Al principio, cuando comencé a escribir sin saber que iba a terminar publicando, lo planteé como un libro de crónicas y ensayos alrededor de mi experiencia en el budismo tibetano, más que nada porque no me sentía capaz de escribir una novela. Cuando eso quedó listo encontraba que me faltaba libertad y flexibilidad y que quería ponerle más cosas, entonces transformé eso en novela. También me acomoda el término autoficción porque permite una distancia con la autobiografía, que se compromete con la veracidad o la experiencia, algo que a mí no me importa. Lo del tono irónico es más espontáneo, viene de mi manera de entender las cosas, muchas veces yo escribo o escribí en serio, incluso con interés, pero suena como si me estuviera riendo. Creo que tomar distancia de la experiencia y empezar a describirla sin tanta intención puede perfectamente resultar en un texto irónico o sarcástico.
 
T: En cualquier caso ¿un escritor no es una especie de espía, cualquiera sea la tribu que frecuente?
 
O: Uno se puede volver un espía producto de la alienación. Hay muchas personas así, el escritor transforma en algo ese cúmulo de sensaciones y observaciones que pueden ser muy incómodas en el momento.
 
T: Si fuera así, ¿cómo es la que conociste, y cuál es tu relación ahora con la misma?
 
O: Al grupo budista llegué más o menos como sale en el libro. Estaba en cuarto de literatura y había pasado el verano leyendo En busca del tiempo perdido y me dejó muy desorientado. Por un contacto llegué a este lugar y las primeras cosas que aprendí me hacían mucho sentido con los vacíos que me acosaban. Durante los primeros años me integré bastante y fui bien comprometido, me rayé, pero no completamente. Empecé a tomar distancia, más por las personas que por los conceptos, el budismo me sigue pareciendo lo mejor, pero es casi imposible practicarlo como corresponde. Los que creen que intentan en verdad están enajenándose hasta volverse un personaje exótico, por decirlo amablemente, con contradicciones que pueden ser vistas como hipocresía. Después de que salió el libro en Chile, en octubre de 2011, no volví a poner un pie en la sangha. Varias personas reaccionaron de manera poco budista, a otras les pareció bien, o entendible, o les dio lo mismo. Incluso supe que algunos me querían demandar y que un Lama tuvo que frenarlos. Me encontré hace un par de meses a uno de los budistas que usé como personaje, me preguntó si era verdad que yo había escrito un libro, preferí no entrar en detalles. Sigo teniendo conocidos y una conexión con ese espacio pero como si fuera una cosa más de mi vida. Tengo un altar en mi pieza que se ha ido reduciendo con el tiempo, es cada vez más simple. Todavía no me atrevo a no tener un buda cerca.
 
T: El narrador (que podría ser tu alter ego), al menos en un principio sostiene una distancia que le cuesta quebrar. Y eso suena muy gracioso. ¿Cómo resultó esa experiencia?
 
O: Recuerdo que ese primer año de budista tuve un serio conflicto por estar escribiendo un libro de algo con lo que me estaba compenetrando tan intensamente. Mi escepticismo fue inevitable pero también empecé a generar un fanatismo por la necesidad espiritual que tenía, de esa tensión salió un sentimiento de culpa horroroso y de seguro risible. El remordimiento fue más grande antes de que se publicara el libro, pensaba que no tenía que hacerlo porque iba a generar karma negativo por reírme de una de las tres joyas (el grupo de budistas es una de las tres cosas sagradas de esta práctica junto con las enseñanzas y el buda), pero mi editora me iba a matar si le decía, y finalmente, siendo racional, el mérito literario que yo veía en mi trabajo tenía que ser lo que prevaleciera y pensé que la culpa iba a ser pasajera, que con el tiempo iba a perder importancia. Así fue. Si en verdad me estás preguntando por la experiencia de escritura tengo otra respuesta: el libro se fue armando en dos etapas, separadas por más de un año. En la segunda pude enfrentar el material con una distancia mayor y con una intención más clara de que estaba buscando. La distancia también era con el budismo ayudándome a tomar con más humor ciertos pasajes. Fue como enfrentarme a un yo pasado y desfigurarlo.
 
T: Estuve hace años en Chile atrás de Oscar Ichazo. Algo que me llamó la atención era la ausencia del psicoanálisis lacaniano por allá. ¿A qué pensás que se debe?

O: No conozco los textos de Lacan, soy parte de la ausencia que lamentas, no puedo ayudarte. ¿No tendrán ustedes un exceso de lacanianos?
 
T: Exceso es poco decir. Saturación. Saturación de psicólogos lacanianos. Psicoanalistas hay menos. Finalmente, quería preguntarte por la relación con los escritores de tu país y los latinoamericanos, ¿cuáles te interesan más y por qué?
 

O: No soy activo en el medio literario, pero como estudié en una escuela bien taquilla, trabajo en una editorial y por las amistades y conocidos, conozco a varios escritores y personajes del medio. Me parece que la narrativa tiene defensores bien heterogéneos en Chile, con una generación joven bien movida y editoriales que tienen más experiencia y mejores espacios. Se me viene a la mente Alejandro Zambra, porque escribe muy bien, disfruté mucho Mis Documentos y he tenido oportunidad de conversar con él en algunas ocasiones. Tengo referentes mayores como Roberto Merino o el dramaturgo Juan Radrigán que son distintos pero excelentes cada uno en su propuesta. Siempre me ha gustado la capacidad de Aira de escribir lo que quiera y me da mucha alegría que le haya gustado mi libro. No tengo atracciones fuertes en este aspecto, voy leyendo lo que me va llegando. Ahora estoy disfrutando Contarlo Todo de Jeremías Gamboa, muy ágil, te lleva bien por la historia. 

 


Identificación de Personas Desaparecidas

Si tenés un familiar victima de desaparición forzada y aun no diste tu muestra de sangre lo podés hacer ahora y ayuda a identificarlo.La toma de muestras son gratuitas, hechas por el Equipo Argentino de Antropología Forense dentro de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas. Llama e 0800-333-2334, de lSec. DDHH Tuc. –Juzgados Federales 1 y 2 Tucumán.



Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina

Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff

logo virtualnoa