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AMPLIARCrece la vitivinicultura chilena

Destacan las cualidades de valle chileno para vinos Premium

Casablanca, distante 80 kilómetros al poniente de Santiago y tan sólo 18 kilómetros del Océano Pacífico, es el primer valle chileno de clima frío sin ríos, cuya temperatura permite la producción de vinos blancos premium que no pierden sus aromas frutados.

Su descubrimiento fue "una verdadera revolución" a comienzo de los años '80, en un país con larga historia de vitivinicultura en valles cálidos y acostumbrado por tradición a producir vinos tinto y blanco sólo en la zona central.

Hoy cuenta con 19 viñas, un incremento notable úes hasta 2001 solamente había cinco viñas, destaca Francisco Godoy, presidente de la ruta del Vino de Casablanca, durante un recorrido por Casas del Bosque, distinguida en 2013 en Londres como la Viña chilena del año. Godoy explica que la producción de vinos en el valle no es muy alta (pero sí con mayor valor por caja) "porque la influencia del clima costero -muy frío- hace que la parra fructifique menos, lo que no es rentable para una alta producción".

Apunta también a la importancia de la tecnología para controlar las heladas -hasta ocho grados bajo cero- en las más de 6.000 hectáreas plantadas (de las 22.000 que se pueden plantar) con altos estándares de producción y, "como no hay ríos, se cuenta con riego tecnificado cuya agua se extrae de pozos subterráneos, lo que hace que el agua de riego sea muy pura".

Consultado sobre la importancia del clima frío, Godoy señala que "la temperatura alta degrada los compuestos aromáticos de la uva y no permiten producir sauvignon blanc". En Casas del Bosque, el enólogo neozelandés Grant Phelps detalla los mejores vinos de esta viña y los descriptores aromáticos en cada una de las variedades que producen.

Es el caso de Sauvignon Blanc, "sin lugar a dudas la cepa más característica de nuestra viña, un ejemplo de uno de los mejores sauvignon en Chile, con aromas a manzana, ají, pomelo, notas minerales, pasto, limón, hierbas, vegetales y pera", especial para acompañar con "ceviches", acota. Los mejores Chardonnay de Chile, para Phelps, provienen del valle de Casablanca.

Aromas y sabores a caramelo, manzana, durazno maduros, tropicales como la piña, mango, junto a plátano, vainilla y melón. El experto afirma sobre Riesling que es "una de las cepas blancas que se está poniendo de moda en todo el mundo. Vino elegante y con buena presencia de fruta, además de una gran capacidad de guarda".

Pero Casas del Bosque también tiene tintos como el Pinot Noir, en Gran Reserva y Pequeña Producción, que puede costar hasta 70 dólares en el país. Además del Carmenere, "una de las cepas más representativas de Chile en el último tiempo", con cuerpo medio y muy grato, con aromas a chocolate, café rosas, ciruelas, canela, frutillas, moras maduras y algo de tierra húmeda.

La cepa más emblemática del país es el Cabernet Sauvignon, con aromas a cedro, chocolate, mora, pimienta, menta, tabaco y canela. "En la boca es un vino con gran cuerpo con ricos y firmes taninos. Podemos encontrar notas a eucaliptos y menta", afirma. La temperaturas para disfrutar de un vino blanco, Phelps aconseja los 12 grados y los tintos entre 16 y 18 grados Celsius.

Para Claudia Soler, de Wines of Chile, "Chile es un paraíso vitivinícola por la forma que tiene el país (largo y angosto)y por los efectos de la Cordillera de los Andes y el Océano Pacífico" como fronteras naturales. El efecto es mayor a lo ancho que a lo largo y permite tener una variedad de suelos y de climas que no se da en otros países productores de vinos. "Chile está libre de filósfera y en estos momentos somos los únicos que tenemos variedad de carmenere, ya que las de Francia se destruyeron", releva la ingeniera agrónoma.

De Casablanca, apunta que su desarrollo ha permitido que entre los años 2000 y 2009 se extienda la zona de producción y surja el Valle del Elqui (400 kilómetros al norte de Santiago), Limarí, San Antonio ( a 100 kilómetros de Casa Blanca; Biobío, a 500 kilómetros al sur de la capital, y Malleco, más al sur.

"Hay una extensión de la zona de producción y empieza a haber una búsqueda de valles con más especificidad de variedad, lo que va convirtiendo al vino, en una industria más madura, muy innovadora y dinámica", que representa el 2,2% del total de las exportaciones chilenas, remarca Soler. De 291 millones de litros de producción en 1995 se pasa a 1.245 millones en 2012. Sus principales mercados de destino son Estados Unidos e Inglaterra. Para 2020, la industria vitivinícola se ha propuesto exportar 3.000 millones de dólares, un gran salto si en 2012 se exportaron 1.750 millones de dólares.