AMPLIAREscena de la obra

03/07/2015 - Comentario

Un encuentro exquisito

El encuentro entre Sigmund Freud y Albert Einstein sucedido en Berlín en 1926 es el disparador de La carta de la mujer que falta, obra escrita por las psicoanalista María blanca Nuri y Graciela Nieto. Una obra que invita al placer estético del teatro, donde resaltan las actuaciones, la puesta, los detalles escenográficos, la utilería, la iluminaria y la dirección del maestro Goloboff. La reponen este domingo a las 20 en el Jockey Club

Por Sebastián Ganzburg 

El encuentro entre Sigmund Freud y Albert Einstein sucedido en Berlín en 1926 es el disparador de La carta de la mujer que falta, obra escrita por las psicoanalista María blanca Nuri y Graciela Nieto, versionada y dirigida, por Leonardo Goloboff

La obra hace centro argumental en un encuentro ficcional entre Einstein y Freud. La mayor parte de la acción transcurre en 1938, en Londres, luego de que Freud fuera obligado a dejar Viena por el avance del nazismo en Europa. El texto se basa en el intercambio epistolar que luego se publicó en el libro ¿Por qué la guerra?, de 1932.

Una puesta exquisita donde las actuaciones, la escenografía, la puesta, la música y el lugar elegido, la Casa Rougés, hacen que el texto sea anecdótico.

Juan Tríbulo, quien por muchos años interpretó a Einstein (Personalmente Einstein) esta vez hizo de Freud, un hombre enfermo, viejo, obsesionado con Lou Salomé, la destacada analista de aquella época. Tríbulo es garantía de buena actuación y en esta obra no decepciona. Encarna impecablemente al personaje.

Lo mismo hace Jorge García, quien encarna a Einsten. Una actuación fabulosa. Un hombre divertido, noctámbulo con serios problemas de pareja, con una tensa relación con su hija, cosa que no se profundiza demasiado. García da cuenta de su oficio de la mejor manera. Una actuación sin fisuras, cargada de aplausos.

Paula Cutín, es Anna la hija de Freud. Una mujer compleja, malvada. Refleja una tensa relación con su padre. Es la encargada de esconder una carta de Salomé, motivo por el cual Einstein visita a Freud. Goloboff utiliza la carta que falta para imponer tensión, suspenso.

La puesta es sencillamente magnífica. Goloboff demuestra que es un esteta exquisito. Eligió un lugar como el Centro Cultural Rougés, una casona majestuosa, hermosa. La escenografía refleja el estudio de Freud tal cual era. El escenario es chico, los detalles están pensados minucisamente. La música acompaña gentilmente y las luces son un lujo.

La dinámica de la puesta se divide en dos partes. Cinco minutos al inicio de la obra se desarrollan en las escaleras de la casona, el público observa parado la discusión entre Einstein y Mileva (su mujer), interpretado por Regina Sáez, quien luego también encarna al Ama de llaves de Freud. Una actuación si desperdicio.

En síntesis, una obra que invita al placer estético del teatro, donde resaltan las actuaciones, la puesta, los detalles escenográficos, la utilería, la iluminaria y la dirección del maestro Goloboff. 

 Se recomienda hacer la reserva anticipada al teléfono 421-5358 (de 9 a 12 y de 18 a 21 hs.).