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Surgen las primeras diferencias entre el oficialismo y la oposición, preanunciando un diálogo complejo

El reclamo de la oposición a una amnistía que permita liberar a varios dirigentes presos y la negativa a ese paso del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, constituyeron el dato saliente de la primera jornada de diálogo en busca de terminar con las protestas violentas en el país y marcaron el tono de conversaciones que se preanuncian difíciles.

 Mientras el Ejecutivo reclamó a la oposición que se pronuncie abiertamente en contra de la violencia de algunas manifestaciones, desde la Mesa de Unidad Democrática (MUD) los pedidos se centraron en la amnistía y en cambios en el plan económico.

La sesión, transmitida en directo por la cadena nacional de radio y televisión y por el canal Telesur, e intermediada por cancilleres de la Unasur y un representante del Vaticano, no estuvo exenta de cierta tensión, pues la mayoría de los discursos estuvo cargada de críticas y acusaciones, pero ningún orador perdió la línea y todos reivindicaron la necesidad de mantener el diálogo.

Maduro rechazó la posibilidad de beneficiar con una amnistía a un grupo de presos por causas vinculadas con hechos políticos, entre ellos el líder del partido Voluntad Popular (VP), Leopoldo López, y dos alcaldes.

El encuentro, abierto y cerrado por Maduro, terminó con la convocatoria del mandatario a otro similar el martes próximo, tal como lo había propuesto en su intervención el secretario ejecutivo de la MUD (que reúne a 29 partidos opositores), Ramón Aveledo.

"Hay tiempo para la justicia y hay tiempo para el perdón; y éste es tiempo para la justicia, la justa justicia que necesita el país para recuperar la paz", señaló Maduro.

La amnistía era uno de los cuatro temas que la oposición había impuesto como condición para asistir el martes pasado a una primera "reunión preparatoria", y en su intervención el diputado Andrés Velásquez presentó un proyecto de ley y luego su colega Julio Borges afirmó que Maduro podía sancionarlo por la "ley habilitante" que lo faculta a legislar por decreto.

Alrededor de la mesa se sentaron el nuncio apostólico en Caracas, monseñor Aldo Giordano; los cancilleres de Brasil, Luiz Alberto Figueiredo; Colombia, María Angela Holguín; y Ecuador, Ricardo Patiño, como testigos "de buena fe" y 11 oficialistas y 11 opositores.

Desde la MUD, Aveledo sostuvo que el encuentro "debería ser un hecho perfectamente normal y no una noticia extraordinaria".
Uno de los contrapuntos más resonantes tuvo lugar hacia el final, cuando el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, reiteró sus sospechas de fraude en las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013, que perdió ante Maduro por 1,49 punto porcentual, y sostuvo que "desde ese día hay una crisis política".

"A este país se lo está tragando la violencia, la inseguridad, la criminalidad; a los 41 muertos que nos duelen en el corazón debemos sumarles los 25.000 que murieron por la violencia el año pasado; pregúntenles a los camarógrafos si están satisfechos con sus salarios, no se atreverían a decirlo porque perderían su trabajo, y ése es el país que debemos dejar atrás; tenemos que buscar la forma", agregó Capriles.

Casi en simultáneo, el titular de la Asamblea Nacional (ANM), Diosdado Cabello, escribió en la red Twitter: "El asesino fascista capriles tiene problemas; no entiende que perdió las elecciones de abril; pareciera que le falta algo".

El alcalde del municipio caraqueño Libertador y exvicepresidente, Jorge Rodríguez, en tanto, saludó con "alegría" la presencia de la MUD, aunque haya llegado "40 muertos tarde", especuló con "cuánto dolor" se ahorrará con el diálogo y aceptó que "se pueden discutir ideas y llegar a acuerdos".

El mismo Cabello pareció ponerle límites a ese debate, al afirmar que "en esta mesa no hay negociación ni pactos ni acuerdos a espaldas del pueblo".

Con todo, el gobernador opositor del estado Lara, Henri Falcón, remarcó que "dialogar no es claudicar, es grandeza", se declaró "convencido del diálogo, es la única salida" a la situación de crisis y advirtió que existen sectores del oficialismo a los que "les gusta sembrar terror en la población".

Más distantes parecen los estudiantes, que aunque reivindicaron las conversaciones, prometieron seguir en las calles.

"Hemos expuesto exigencias, demandas, conquistas. Le hemos dicho al país que haya encuentro o no, haya dialogo o no, reunión o no; entendimos que es en la calle donde vamos a ejercer el derecho constitucional a la protesta y construir a través del debate de altura vamos a construir el modelo de país", aseguró el presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la UCV, Juan Requesens. 

Casi como una muestra, un grupo de 10 jóvenes iniciaron una huelga de hambre frente a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), para llamar la atención de organismos internacionales, ante lo que consideran una "recurrente violación de los derechos humanos en el país".