Enviar Nota | Imprimir

AMPLIAR Inês Etienne Romeu, la única prisionera que sobrevivió a la Casa de la Muerte.

Víctima de la dictadura brasileña reconoce a torturadores

La Comisión Nacional de la Verdad realizó el pasado martes 25, en la sede del Archivo Nacional, en Río de Janeiro, una audiencia pública sobre la llamada Casa de la Muerte, el centro clandestino de tortura utilizado por los militares en la década de 1970, durante los gobiernos de los dictadores Médici y Geisel.

“Estamos demostrando que [la Casa] existió y fue un producto de la acción deliberada del Estado brasileño, que hizo de las violaciones a los derechos humanos una política de Estado. Logramos identificar una lista de torturadores que actuaron en la Casa de la Muerte y de víctimas que estuvieron allí o desaparecieron”, dijo el coordinador de la Comisión, Pedro Dallari.

Según Dallari, la Casa de la Muerte fue una consecuencia del caso Rubens Paiva, diputado federal fatalmente torturado en 1971. “El caso Rubens Paiva demostró a las fuerzas represoras que existía un riesgo en la realización de aquellas operaciones de tortura y asesinato, en la política de exterminio dentro de una estructura que no fuera ilegal. La Casa de la Muerte fue la primera en este sentido.”

El informe que presentó la Comisión Nacional de la Verdad durante la audiencia pública se basa principalmente en los testimonios de Inês Etienne Romeu, exdirigente del movimiento izquierdista Vanguardia Popular Revolucionaria y única prisionera que sobrevivió a la Casa de la Muerte.

Secuestrada en São Paulo, el 5 de mayo de 1971, Inês Etienne fue llevada a la Casa y, por 90 días, sistemáticamente golpeada, violada y sometida a torturas psicológicas y a deficiencias en la alimentación. Durante este período, intentó suicidarse dos veces y, después de dejar el centro de tortura, aún cumplió ocho años en la cárcel. Inicialmente, su condena era la cadena perpetua, pero la Ley de Amnistía la limitó a los ocho años ya cumplidos por su participación en el secuestro del embajador suizo Giovanni Enrico Bucher, en 1970.

Inês Etienne Romeu tiene 72 años de edad y asistió a la audiencia pero no pudo hablar, ya que una no aclarada agresión que sufrió en su casa hace diez años le dejó con graves secuelas neurológicas. Acompañada de su hermana Celina Romeu, la exprisionera fue aplaudida de pie. “Su misión es de heroísmo. Ya no tienes a que temer. Venciste”, dijo la hermana, quien leyó también una carta que cuenta la angustia de la familia mientras Inês estuvo desaparecida, presuntamente muerta, y luego detenida.

El pasado 15 de marzo, a pesar de las dificultades, Inês Etienne reconoció, por medio de una presentación de fotografías, a seis torturadores: Freddie Perdigão Pereira, participante del atentado al Riocentro e identificado como uno de los torturadores más crueles de la dictadura; Rubens Paim Sampaio, teniente coronel de la reserva; Ubirajara Ribeiro de Souza, subteniente de infantería de la reserva; Rubens Gomes Carneiro, segundo sargento de la reserva; Luiz Cláudio de Azeredo Vianna, jefe de la Policía Civil en Petrópolis en la época de la dictadura; y Antonio Fernando Hughes de Carvalho, teniente e interrogador ya fallecido.

Ella también identificó a nueve militares izquierdistas que habrían muerto en la Casa de la Muerte: Carlos Alberto Soares de Freitas, Mariano Joaquim da Silva, Aluízio Palhano Pedreira, Heleny Telles Ferreira Guariba, Walter Ribeiro Novais y Paulo de Tarso Celestino da Silva.

En total, puede llegar a 20 el número de víctimas de la Casa de la Muerte, según Pedro Dallari. La prioridad de la Comisión Nacional de la Verdad ahora es aclarar qué víctimas del régimen militar fueron asesinadas en aquella casa y cuál fue el destino de los cuerpos. “La lista de víctimas es el objetivo más importante de la comisión. Encontrar a los desaparecidos y saber qué pasó con ellos. La Casa de la Muerte fue un centro muy importante para torturar, matar y desaparecer con presos políticos”, dijo Dallari.