Enviar Nota | Imprimir

AMPLIARSede central de Petrobras

Gobierno brasileño reconoce equivocaciones en la compra de una refinería

El Gobierno brasileño reconoció ayer, por medio de una nota de la Presidencia, que la compra de la Refinería de Pasadena por parte de Petrobras se basó en un informe técnico "defectuoso".

Según informaciones divulgadas el pasado miércolesen el diario O Estado de São Paulo, la compra de la refinería estadounidense en 2006 fue aprobada por la presidenta Dilma Rousseff, en aquel momento se desempeñaba como ministra jefe de la Casa Civil y titular del Consejo de Administración de Petrobras.

"La adquisición del 50% de las acciones de la Refinería de Pasadena fue autorizada por el Consejo de Administración el 3 de febrero de 2006, basándose en un resumen ejecutivo elaborado por el director del Área Internacional. Posteriormente, se supo que tal resumen era técnica y jurídicamente fallo, pues omitía todas las referencias a las cláusulas Marlim y de Put Option que integraban el contrato y que, si hubieran sido conocidas, seguramente no serían aprobadas por el Consejo", señala la nota difundida por el palacio presidencial del Planalto este miércoles (19).

La compra de la refinería es investigada por la Policía Federal, el Tribunal de Cuentas de la Unión, la Fiscalía y el Congreso Nacional de Brasil por sospecha de sobreprecio y evasión de divisas.

La Presidencia se justificó al afirmar que el Consejo de Administración de la petrolera solo tuvo conocimiento de las referidas cláusulas en marzo de 2008, cuando se analizó la posibilidad de comprar la otra mitad de las acciones de la refinería, tal como estaba previsto en el contrato.

"Solo en esa ocasión el Consejo supo de la existencia de tales cláusulas y, por lo tanto, que la autorización para la compra de los primeros 50% [de la refinería] se hizo basándose en informaciones incompletas", apunta la nota.

Luego, según el comunicado presidencial, el Consejo de Petrobras decidió no comprar el resto de las acciones e inició un proceso arbitral contra la empresa belga Astra Oil, socia de la estatal brasileña en el proyecto. En 2012, tras una decisión de la Cámara Internacional de Arbitraje de Nueva York, confirmada por los tribunales superiores de Texas, Petrobras se vio obligada a pagar a Astra Oil por su mitad de la planta.

La cláusula de Put Option obliga a una de las partes de la sociedad a comprar la otra mitad en caso de desacuerdo entre los socios. Después de desacuerdos con Astra Oil respecto a inversiones, Petrobras fue obligada a adquirir la totalidad de la refinería. La cláusula Marlim, según el diario, garantizaría a la socia de Petrobras un beneficio del 6,9% al año, aunque las condiciones de mercado fueran adversas.