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12/03/2014 - Cine y turismo

La Roma de "La grande bellezza"

Los operadores turísticos romanos ya comenzaron a ofrecer paseos por el set "más asombroso de la historia cinematográfica de los últimos años en la ciudad", siguiendo los pasos de Jep Gambardella en "La grande bellezza", el film de Paolo Sorrentino ganador del Oscar a la mejor película extranjera.

Los visitantes aspiran a lograr la "gran selfie", la fotografía que pueda retratarlos como el protagonista de la película que retrata la decadencia de cierta clase romana y al mismo tiempo homenajea la belleza de la Ciudad Eterna.

Desde el Gianicolo -cerca del Vaticano- al Giardino degli Aranci (el parque Savello, sobre la colina del Aventino), pasando por Villa Giulia, italianos y extranjeros siguen el itinerario del set, tal como ocurría con los lugares inmortalizados por Federico Fellini en "La dolce vita".

Durante el paseo fotos, videos, curiosidades y la sugestión de Roma, por siempre "caput mundi", se mezclan con los entusiasmo de los espectadores de la película.

Hay quienes imitan a los actores, y quienes saben ya partes enteras de "La grande bellezza": en la Fontana dell'Acqua Paola, en el Gianicolo, no falta tampoco quien replica la escena inicial del film, con el turista japonés que se desmaya ante el panorama.

Entre los lugares de culto presentes en la película están también las Termas de Caracalla, donde se encuentran el desencantado protagonista y un prestidigitador que busca hacer desaparecer una jirafa.

"Visitar estos lugares es un poco como volver a ver el film y vivirlo en primera persona", explicó un turista napolitano.

"Estoy tomando algunas 'selfies' que después voy a etiquetar en Facebook -agregó otro turista, siciliano-. No se viene todos los días a Roma, y no me puedo perder esta ocasión".

Otros, en cambio, abordan el paseo con ironía: "Aquí respiro el aire de la belleza antigua de Roma. Y esta noche, en cambio, me voy a una fiesta en discoteca", cuenta un miembro del grupo que recorre las locaciones del film.

Un poco entre el gusto de la eternidad y la atracción más vulgar, exactamente como ocurre en la película, que muchos consideran como "La dolce vita" del siglo XXI.