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AMPLIARSoldados rusos en la linea fronteriza con Ucrania

La tensión se agudiza en Ucrania

Rusia desmintió haber puesto un ultimátum a Ucrania, amenazando con un "ataque" si no se rendía en las próximas horas. Ucrania acusa a Rusia de "violación de fronteras" y pide a la comunidad internacional "ayuda real".

Mientras tanto la ONU, Europa y Estados Unidos, buscan una salida diplomática,

Moscú mantiene su presencia militar en Crimea e inclusó ordenó la construcción de un puente estratégico para unir el sur de Rusia con la península ucraniana del Mar Negro, de mayoría rusófona. Tras el permiso obtenido el sábado por el presidente ruso, Vladimir Putin, para realizar una intervención militar en Crimea, medios ucranianos dieron hoy (03.03.2014) la voz de alarma al informar que la Flota rusa en el Mar Negro había ordenado que la tripulación de dos buques de guerra ucranianos ubicados ante la ciudad de Sebastopol debían rendirse. En otras informaciones, incluso se habló de supuestos asaltos a posiciones ucranianas en toda Crimea.

No obstante, un oficial de la flota rusa implicada negó que se hubiese emitido un ultimátum a las fuerzas ucranianas en Crimea. Tampoco Washington tiene constancia de informaciones independientes que confirmen la existencia de semejante ultimátum. Sin embargo, la portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Jennifer Psaki, no dejó de señalar que la situación se agudizaría de un modo "peligroso" en caso de emitirse un ultimátum tal. 

Obama activo 

Por otra parte el G7 renació para condenar la agresión de Moscú a Ucrania: el presidente estadounidense, Barack Obama, logró un fuerte apoyo internacional sobre la línea dura de aislar a su par ruso, Vladimir Putin, fruto de un intenso trabajo diplomático en ambos lados del Atlántico.

"El mundo está unido en afirmar que Rusia violó en Ucrania el derecho internacional", sostuvo ayer Obama, para quien Moscú está del "lado equivocado de la historia"

La nota conjunta del G7, difundida por la Casa Blanca en la noche del domingo, demuestra la determinación de la comunidad mundial, no sólo de los aliados estadounidenses sino también de las instituciones europeas, en favor del gobierno de Kiev.

"Nosotros, los líderes de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, así como el presidente del Consejo Europeo y el presidente de la Comisión Europea nos unimos para condenar la clara violación por parte de Rusia de la soberanía e integridad territorial de Ucrania", afirmaron.

Es cierto que desde hace años el mismo G8 es acusado de no ser más el instrumento principal de la "governance" mundial. Desde hace tiempo es flanqueado por otra estructura más amplia, el G20, en el que están presentes también los nuevos colosos BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Sin embargo, en un momento en que los blindados rusos ocupan Crimea y el mundo se encuentra al borde del desastre, Obama cosechó un primer, parcial pero importante resultado que relanza su liderazgo mundial.

El "Comandante en Jefe" logra aplacar las resistencias europeas, sobre todo alemanas y en parte italianas, sobre le futuro de la cumbre G8 prevista en Sochi, Rusia, en junio.

Desde el primer momento, Obama había indicado el boicot de esta cumbre como el primer "precio" que hacer pagar al Kremlin.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, había llegado a amenazar a Putin ventilando una expulsión suya del Grupo de los 8. Una posición acogida con escepticismo por Berlín, pero que ahora encontró un punto de compromiso en el ámbito del G7.

"Las acciones rusas en Ucrania violan los principios y los valores que animan al G7 y al G8", indicaron en la nota difundida la noche del domingo.

Por ese motivo los líderes de los siete países más industrializados decidieron por el momento suspender su participación en las actividades vinculadas a la preparación del G8, hasta que no vuelva el clima en el que "se pueda tener una discusión significativa".

En las últimas horas, sin embargo, en vista de la cumbre extraordinaria de la Unión Europea del próximo jueves, en el Viejo Continente se registran diversas sensibilidades: en el frente de la firmeza, Francia y Gran Bretaña, con Polonia y los países bálticos. Más prudentes, en cambio, atentos a no romper todo contacto con Moscú, Italia y Alemania. La confrontación con el Kremlin sigue siendo de todos modos difícil. Fuentes estadounidenses relataron al New York Times que Angela Merkel está "extremadamente irritada" con Vladimir Putin, y que habría dicho por teléfono a Obama que no estaba segura de si el líder ruso "tiene todavía contacto con la realidad".

"Vive en otro mundo", le habría dicho Merkel. En definitiva, son tantas las incógnitas al centro del trabajo diplomático de estas horas. Un punto firme es el compromiso, reiterado por el G7, de trabajar a una mediación internacional para salir al paso de las preocupaciones por parte de Moscú sobre la seguridad y la tutela de la minoría rusa que vive en Ucrania.

Por otra parte, sin embargo, se reitera la neta posición en favor del gobierno de Kiev, al que el G7 prometió apoyo no sólo político sino también económico.