El oficialismo consiguió el quórum por un instante, pero el grueso de la oposición se alzó contra Monzó y Carrió decretó el final, aunque garantizó que la semana próxima “ganarán” la votación. Hubo caos en el ingreso al Congreso e incidentes en las calles, donde marchó la CGT. Quiénes se sentaron en sus bancas.
Por Carolina Ramos y Melisa Jofré
Horacio Pietragalla bajó uno a uno los escalones del recinto con aire furioso. Arrojó su saco a una banca y, directo, increpó en la cara a Emilio Monzó. El tablero había marcado por un instante 129 presentes y Cambiemos se ilusionaba con empezar a debatir la reforma jubilatoria. Pero la presión de las calles pudo más: la oposición se alzó en gritos y, tras media hora de fuertes discusiones, Elisa Carrió tomó la palabra y pidió levantar la sesión.
El clima caldeado por los incidentes en los alrededores del Palacio Legislativo se trasladó al recinto. Gritos, insultos, cánticos y hasta forcejeos le sumaron tensión extrema a una sesión que Cambiemos tuvo que dar por perdida. El oficialismo sumó presencias gracias a un puñado de diputados peronistas que se sentaron en sus bancas, pero terminó por aceptar su derrota y los diputados del ala kirchnerista estallaron en festejos.
Cuando había pasado la media hora de gracia desde el horario convocado, el jefe del bloque del FpV-PJ, Agustín Rossi, reveló que dos de sus pares, Mayra Mendoza y Matías Rodríguez, estaban bajo atención médica por haber resultado heridos en la manifestación. Enseguida se le sumó, en muletas, Victoria Donda, lastimada en la protesta de este miércoles: “¡Si Carrió quiere defender la ley, que se levante la sesión!”, bramó la legisladora de Libres del Sur.
Para ese entonces, junto al kirchnerista Pietragalla se apiñaban en el estrado principal varios diputados furiosos con Monzó, que intentó mantenerse imperturbable pero quedó al límite de la violencia física. “¡Pelotudo!”, lo insultaba Leopoldo Moreau. El radical Miguel Bazze intentó llevar calma y, mientras en el recinto se oía una alarma, en el oficialismo intentaban convencer a los legisladores parados de que se ubicaran en sus bancas. El tiempo corría.
“Hace una hora que tenía que empezar la sesión. Evidentemente, no tienen el número. Mayoritariamente no hay disposición de que este proyecto salga”, aseveró la jefa del bloque massista, Graciela Camaño. Al planteo se le sumó la puntana Ivana Bianchi, representante del gobernador Adolfo Rodríguez Saá. Los gritos cruzados siguieron, hasta que Monzó sentenció el fin de la sesión.
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