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11/09/2016 - Histórica

Gervasio Artigas, el Señor que resplandece

José Gervasio Artigas nació el 19 de junio de 1764 en la ciudad de Montevideo que en ese momento formaba parte del Virreinato del Perú y, posteriormente, a partir de 1776, al Virreinato del Río de la Plata. Artigas es, sin duda, una de las figuras más importante que dio la lucha por la Independencia de las Provincias Unidas en Sud América, según la definición del territorio que hace la Declaración del 9 de Julio de 1816.

 Nacido en el seno de una de las familias más acaudalas de Montevideo Artigas en 1797, a la edad de 33 años, ingresó como soldado raso al recién creado cuerpo de Blandengues de Montevideo. Con el tiempo se convertiría en uno de los grandes caudillos de la época y recibiría los títulos de “Jefe de los Orientales”, “Protector de los Pueblos Libres” y sería llamado por los indios, con quienes mantendría una especial relación, Oberá pacarai, el Señor que resplandece en guaraní.

En1806, ante la primera de las Invasiones Inglesas y la ocupación de Buenos Aires por el ejército británico, lo encontramos colaborando con Juan Martín de Pueyrredón y organizando por sí mismo una fuerza de 300 soldados que no llegaron a entrar en combate.

Cinco años después, el 15 de febrero de 1811, Artigas desertó del Cuerpo de Blandengues en Colonia del Sacramento y se trasladó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios militares al gobierno revolucionario constituido tras los acontecimientos del 25 de mayo de 1810 que le dio el grado de teniente coronel, 150 hombres y 200 pesos para iniciar el levantamiento de la Banda Oriental contra el poder español.

Batalla Las Piedras

El 11 de abril emitió la Proclama de Mercedes, asumió el mando de la revolución en la Banda Oriental y el 18 de mayo derrotó a los españoles en la batalla de Las Piedras. Luego inició el sitio de Montevideo y fue aclamado “Primer Jefe de los Orientales”.

En 1812 logró convocar a un congreso nacional en Maroñas y allí proclamó la Provincia Oriental con gobierno federal, como modelo a seguir por las demás Provincias Unidas del Río de la Plata.

Como consecuencia de un armisticio firmado por la Junta de Buenos Aires con los españoles, las tropas enviadas a la Banda Oriental debieron abandonar dicho territorio, levantando el sitio de Montevideo. Artigas fue nombrado “teniente gobernador del departamento de Yapeyú”.

Disgustado por el armisticio se trasladó con sus seguidores al territorio misionero, en la orilla occidental del río Uruguay, en un hecho conocido como el éxodo oriental. El caudillo cruzó el río con mil carretas y unas 16 mil personas con sus ganados y pertenencias.

Allí se estableció y organizó un gobierno sobre el territorio que sus hombres alcanzaban a controlar y mantuvo correspondencia con pequeños caudillos locales de las provincias de Entre Ríos y Corrientes. Esto permitió que aumentara el círculo de los que compartían sus ideas que luego sería la base de su futura influencia en el litoral argentino.

En ese campamento fueron elegidos los diputados orientales a la Asamblea del Año XIII, que sería un capítulo previo al Congreso de Tucumán en el conflicto existente entre Artigas y Buenos Aires. En esa ocasión, Artigas les dio una serie de instrucciones a sus diputados que consistían básicamente en lo siguiente:

Declaración de la Independencia, libertad civil y religiosa, organización política federativa, Estados autónomos y que Buenos Aires no fuese la sede del gobierno central.

El hecho de que Artigas le hubiese dado instrucciones habiéndose declarado la Asamblea soberana fue usado para rechazar los diplomas de los diputados orientales, además del argumento de la nulidad de la elección de éstos por haberse realizado en un campamento militar.

Por su parte, el caudillo oriental, el 29 de junio de 1815, reunió en Arroyo de la China, hoy Concepción del Uruguay, en la provincia de Entre Ríos, el Congreso de los Pueblos Libres llamado también Congreso de Oriente. Fue convocado por Artigas para tratar la organización política de los miembros de la Liga Federal, el comercio interprovincial y con el extranjero; el papel de las comunidades indígenas en la economía de la confederación; la política agraria y la posibilidad de extender la Confederación al resto de las provincias. También se las invitaba a sumarse al sistema federal que proponían.

Las instrucciones que llevó el delegado santafesino al Congreso de Oriente reproducían casi literalmente las enviadas a la Asamblea del Año XIII reunida en Buenos Aires: “1º Pedirán la declaración absoluta de la independencia de la Corona de España y familia de los Borbones”.

Cuando Artigas tomó conocimiento de la Declaración de la Independencia en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1816, escribió al director supremo en Buenos Aires, Juan Martín de Pueyrredón, el 24 de ese mes: “Ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva. Lo hará V.E. presente al Soberano Congreso para su Superior conocimiento”.

El cabildo de Corrientes dejó sentadas las conclusiones de los debates sostenidos en Concepción del Uruguay en las que se señala que teniendo en cuenta las ideas de Artiga: “las cuales ni son opuestas al sistema esencial de la América ni distintas de las que se adoptaron en la primera época de la instalación del gobierno provisorio de la capital de Buenos Aires, se resolvió declarar la independencia bajo el sistema federativo y al General Don José de Artigas por Protector”.

Artigas fue un hombre excepcional. Fiel a su discurso vivió según su prédica. No se enriqueció, no conspiró ni traicionó. Cuando su tiempo de liderazgo pasó, aceptó el exilio en suelo paraguayo. Allí vivió humildemente del trabajo de la tierra y, al comienzo, de una magra pensión que le enviaba José Gaspar Rodríguez de Francia, gobernante de Paraguay. Aquella pensión, y los frutos de su pequeña granja, los obsequiaba a los campesinos pobres y a los indios guaraníes que lo llamaron oberá pacarai, el Señor que resplandece.


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