AMPLIARDomus aurea

28/07/2016 - Monumento

La mansión de Nerón a puertas abiertas

Las puertas de la mítica mansión del emperador Nerón en Roma se han vuelto a abrir, si bien por pocas horas y solo sábados y domingos, pero ahora urge encontrar el dinero necesario para descubrir los restos de la Casa de Oro, frente al Coliseo, todavía taponada de tierra y escombros con las que se trató de suprimir su memoria hace más de 20 siglos.

Por ahora, la Dirección de Bienes Arqueológicos de Italia ha conseguido 7 u 8 millones de euros anuales hasta 2017 para terminar de restaurar lo que ya era visitable desde 1999 pero también para abrir al público lo que queda del ala occidental, parte de la cual es ahora visible, aunque la visión completa está obstruida por andamios.

    Pero se precisan 300 millones de euros para explorar lo más posible la majestuosa mansión que en su época abarcaba lo que hoy es el Coliseo y que ocupaba el enorme lago artificial, epicentro de la construcción, para no hablar de la estatua colosal en oro de Nerón, de 35 metros, que terminó por darle el nombre al monumento antiguo más visitado de Italia.

    Una cifra fuera del alcance de las exhaustas cajas de la municipalidad romana que está buscando patrocinadores de bolsillos profundos y generosos como los de Diego della Valle, que está restaurando a gasto propio el vecino Coliseo.

    Hoy el turista que ha reservado su entrada a la Domus Aurea por Internet descubre la hilera inédita de salones del ala occidental con paredes de once metros de altura, en parte pintadas al fresco, y que asombraron a los artistas del Renacimiento.

    Ellos fueron los primeros que desenterraron los ambientes y creyeron que se trataba de grutas pintadas (en aquella época se ignoraba todo de las pinturas rupestres) y por eso las llamaron grotescos cuando las utilizaron para decorar los palacios italianos.

    Uno de estos ambientes ha sido bautizado como la Sala del techo dorado, donde se encontró la firma de uno de los más grandes pintores del Renacimiento, Pinturicchio, y debajo la definición de "sodomita" de parte de un rival maligno.

    Le sigue la Sala de las Lechuzas, que probablemente era un triclinio y se asomaba, como la anterior, a un patio-jardín, dividido por los cimientos de las termas que construyó el sucesor Trajano para borrar la memoria del emperador matricida (además de asesino de su esposa Octavia, su preceptor Séneca y su amante Popea, muerta a puntapiés cuando estaba embarazada tal vez no de él) y de frente una galería con en su centro las huellas de una fuente, cuyas aguas servían una taza en una única pieza de pórfido hoy en la Rotonda del Belvedere Vaticano.

    Los ambientes de enfrente del ala oriental eran ya conocidos por el público e incluyen la Sala Octagonal, el ninfeo de Polifemo y Ulises, la sala de Aquiles y Sciro y la célebre del Cielorraso Dorado que dio el nombre a todo el palacio, que se dice toda recubierta de oro, una creación del pintor Fabullus que dio su vida por esta mansión ya que Nerón, según la leyenda, lo mandó matar para que nadie pudiera después utilizar sus servicios. Otra de las perlas inéditas de la visita es un largo corredor, sin puertas ni ventanas, pero totalmente pintado con figuritas fantásticas de colores (rojo, blanco, amarillo, verde), bocetos arquitectónicos, columnistas y festones, el todo iluminado sapientemente con faritos LED y que, curiosamente, servía solo para que por él transitaran criados y soldados de guardia.