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AMPLIARVíctor Jara secuestrado y asesinado por la dictadura chilena en 1973.

Programa radial que rescató a los "sin voz" de Chile

Los 40 años de "Nuestro Canto", emblemático programa radial de Chile, que desafió la censura difundiendo las voces prohibidas por la dictadura militar, mostró una deuda pendiente de la democracia de ese país con la cultura popular.

Detalles.

En mayo de 1976, bajo pleno estado de sitio y brutal persecución, el conocido locutor Miguel Davagnino trajo nuevamente a los oídos el charango, la quena, el guitarrón, la zampoña, que popularizaran en el país los artistas de la Nueva Canción Chilena, siguiendo el trabajo de la folclorista Violeta Parra. El mundo de la cultura popular había sufrido la pérdida de su más destacado discípulo: Víctor Jara, detenido, torturado y asesinado, días después del golpe militar de 1973. Algunos cantores debieron exiliarse, a otros se les impidió regresar. No más ponchos negros ni sonidos andinos, la música oficial sería la tradicional de un Chile uniforme y sin diferencias.

Cuarenta años después, las voces prohibidas de los militares volvieron a encontrarse para celebrar los 40 años del programa que derrotó el miedo e infundió coraje. El 1 de mayo de 1976 se hizo la primera transmisión de "Nuestro Canto" por las ondas de la hoy desaparecida Católica Radio Chilena.

Pero la historia de Nuestro Canto no es sólo la de artistas que hacían y grababan sus canciones, sino que además iban los fines de semanas a las poblaciones y sindicatos a presentar su música. Bajo su alero surgieron las Peñas y los Cafés, donde junto a un vino navegado (vino caliente con naranja y canela) más unas sopaipillas y un pebre, se cantaba al unísono las canciones que ya había difundido el programa radial. Nació el Festival donde las letras de las canciones debían someterse a la censura policial. Los productores se daban el trabajo de borrar palabras, por ejemplo, donde decía libertad colocaban fraternidad.

El pianista Valentín Trujillo, a sus 84 años, pasó memoria a las antiguas letras sosas del folclor tradicional, para llegar a Víctor Jara, que contaba las historias de su pueblo. José Seves contó de sus años de exilio en Italia con Inti Illimani y el impacto de ver sus temas en los primeros lugares del ranking. Mauricio Oddó, recordó a su padre fundador del Quilapayún y el retorno (una vez que se levantaron las listas negras), y su padre asesinado en un incidente callejero en 1992.

Elizabeth Morris profundizó en que los niños que se criaron afuera tenían un Chile inventado por sus padres y que fue brutal el despertar a la realidad. Ella en 1985 ingresó al Colegio Latinoamericano, desde donde fueron secuestrados dos apoderados que luego fueron degollados. Manuel García, de la nueva camada de artistas, valoró el haber podido escuchar la música de Nuestro Canto, bajito por la radio y grabando en cassettes "para luego pasarlo de mano en mano". El artista elogió también a la revista La Bicicleta -"la biblia para los jóvenes de entonces"- que difundió las letras y acordes de las canciones prohibidas. La cantante Isabel Aldunate resumió en que "si no hubiese existido Nuestro Canto, Miguel Davagnino, Ricardo García (prohibido locutor, animador y fundador del festival de la Canción de Viña del Mar y creador del sello Alerce); Nano Acevedo, que fue en ejemplo en llevarnos a las poblaciones, a los sindicatos, juntas de vecinos, él nos alumbró el camino que debíamos seguir". "Y creo que debemos seguir el mismo camino, sobre todo ahora, en este país tan difícil, donde hay tantas cosas que no nos gustan", apuntó. Davagnino resumió a ANSA que en esta celebración "esta sala se llenó de emoción que la pusieron todos, los que armamos la estructura del programa y los que le pusieron la sangre y la carne que son los cantores".

 "Creo que renace Nuestro Canto en un momento importante donde es necesario que esté la canción popular que refleje la realidad de lo que está pasando en el país", añadió. Frente a la dispersión de los cantores al término de la dictadura, con los principales grupos divididos, Davagnino lo atribuyó a que "tal vez soñábamos una salida de otras características, con un mayor énfasis en el desarrollo cultural, más participación". "Nosotros no queremos que la cultura sea la quinta rueda de repuesto sino una de las bases donde se sustente la identidad de nuestro país. Los pueblos se identifican no por el éxito económico sino por lo que somos", profundizó. Esta semana, a través de radio Cooperativa (y su transmisión online), se revive todas las noches "Nuestro Canto", para devolver la emoción de hace cuatro décadas.