AMPLIARCasa Histórica

31/01/2016 - Historia

La estrategia continental de San Martín y su suplica por la Declaración de la Independencia

La Declaración de la Independencia del 9 de Julio de 1816 es una muestra de cómo la decisión política y una estrategia político-militar clara pueden jugar un papel decisivo en la historia, aunque las circunstancias en lo inmediato sean adversas.

El escenario de la guerra por la independencia contra las fuerzas realistas españolas en el continente americano en el año 1816 no exhibía una situación favorable para las fuerzas patrióticas.

En el norte de Sudamérica Bolívar había sido derrotado, Chile estaba nuevamente en manos de los realistas. Los españoles amenazaban Salta y Jujuy y a duras penas eran contenidos por las guerrillas de Güemes. A su vez, la Banda Oriental estaba virtualmente ocupada por los portugueses. Y, para colmo de males para los patriotas, en España Fernando VII, tras recuperar el trono, se había vuelto contra los republicanos y sus ideas y se preparaba para una gran expedición cuyo destino era el Río de la Plata. En Europa, tras la derrota de Napoleón,  prevalecía la Santa Alianza, contraria a las ideas revolucionarias.

En ese momento desfavorable para nuestras armas los patriotas decidieron declarar la independencia de las “Provincias Unidas en el Sud” de cualquier tipo de dominación extranjera. Fue un acto de reafirmación del ideario libertario e independentista que los animaba y, sobre todo, de coraje político.

El papel que jugó el general San Martín, al igual que Manuel Belgrano, en esas circunstancias para que el Congreso reunido en Tucumán obrase en esa dirección fue muy importante.

San Martín, que se encontraba en Mendoza organizando el Ejército de los Andes, estaba muy atento a todo lo que sucedía en Tucumán y ejercía su influencia sobre los congresales haciéndoles conocer su opinión. Con ese propósito envió un serie de cartas a Tomás Godoy Cruz, diputado por la provincia de Mendoza para que, ni bien instalado el Congreso, se procediera sin más trámite a declarar la Independencia.

El 19 de enero de 1816 escribe a Godoy Cruz: “¡Cuándo empiezan ustedes a reunirse! Por lo más sagrado les suplico hagan cuantos esfuerzos puedan en lo humano para asegurar nuestra suerte […]”. Todas las provincias están en expectación, esperando las decisiones de ese Congreso. El solo puede cortar las desavenencias que existen en Buenos Aires”.

En otra misiva al diputado mendocino, por momentos, el general desespera: “Seis años contamos de Revolución y los enemigos victoriosos por todas partes, nos oprimen: faltan jefes militares y nuestra desunión son las causales, y se podrán remediar…. ¿Cuál es el medio soberanos?”; y agrega terminante: “Yo lo sé, pero el Congreso los aplicará como tan interesado en el bien de estos pueblos. Resta saber que si tales medios no se toman en todo este año, no encuentro (según mi tosca política) remedio alguno. Se acabó.”

San Martín consideraba la declaración de la Independencia un requisito indispensable para su plan de iniciar una ofensiva en gran escala en otras regiones de Sudamérica. El vencedor de San Lorenzo se había dado cuenta de que para detener el avance de los españoles era necesario cambiar de estrategia.

En esa perspectiva, San Martín decidió formar un ejército en Mendoza, con el objetivo de cruzar los Andes, recuperar Chile de manos del poder de los realistas y llegar a Perú, para ese entonces el centro del poderío hispano en Sudamérica. Con ese propósito consiguió que el Director Posadas lo nombrase Gobernador Intendente de Cuyo (con jurisdicción sobre las actuales provincias de Mendoza, San Juan y San Luis) el 10 de agosto de 1814.

Ya con los congresales reunidos en Tucumán, y con la mente y el espíritu abocados a llevar adelante la gran empresa que ha concebido, escribe una nueva carta a Godoy Cruz: “¿Hasta cuándo esperamos para declarar la Independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional, y por último hacer la guerra al Soberano de quien en el día se cree dependemos?”.

San Martín no quiere llevar adelante su plan continental como un general rebelde contra su rey. Quiere ser el jefe militar de un país que ha declarado su soberanía y que lleva el estandarte de la independencia y la lucha contra el invasor a través de América.

En opinión del historiador inglés John Lynch, autor de la biografía San Martín; soldado argentino, héroe americano, una de las cosas que preocupaba al libertador en su campaña por Chile y Perú era evitar la posibilidad de que estos pueblos viesen a sus tropas como una fuerza conquistadora. Es probable que su prevención estuviese vinculada  a su experiencia en la península. Napoleón entró a España con las banderas de la revolución, pero no fue percibido como un libertador sino como un invasor. Fue, precisamente, en el ejército español, en la lucha contra los franceses, donde el militar americano haría su primera experiencia de lucha independentista.

La estrategia de San Martín se demostró correcta y su campaña libertadora fue decisiva para la lucha contra la dominación española, si bien las complejidades sociales y políticas del continente le impidieron completar la liberación de Perú. Siempre tuvo claro cuál era su meta. Por eso en una de sus cartas a Godoy Cruz le comentaba a éste que si él fuese diputado le haría notar al Congreso, ante sus vacilaciones, lo siguiente: “El objetivo de la Revolución Americana fue desde un principio independizarse del mando español”.