AMPLIARGross y los cinco cubanos, liberados ayer

17/12/2014 - Falta terminar con el bloqueo

Estados Unidos y Cuba intercambian prisioneros y comienzan vínculos bilaterales

El intercambio de prisioneros ayer entre los gobiernos de Estados Unidos y de Cuba y el anuncio de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama en sendas alocuciones acerca del restablecimiento de las relaciones bilaterales, es una decisión histórica que deberá marcar un cambio de la política del país norteño hacia la isla caribeña.

La información, que sorprendió a la opinión pública mundial, es vista como una posibilidad que se abre para las relaciones entre ambos países, marcadas por un diferendo que data de hace más medio siglo y un bloqueo contra La Habana prolongado desde la década de los años 60 pasados.

Para muchos, las palabras del entonces presidente cubano Fidel Castro en junio de 2001 respecto a los cinco cubanos presos en ese país cuando dijo “sólo les digo una cosa, volverán”, dejaron de ser una utopía para convertirse en una extraña realidad difícil de aceptar, incluso por los más optimistas.

En 2001, el líder histórico de la Revolución cubana había advertido en un discurso que para lograr su liberación “no pensamos en una batalla de meses, tal vez sea una batalla de años”.

Pero, quiénes son Los Cinco y Alan Gross a los que ambos gobiernos han aceptado canjear después de varios meses de negociaciones.

Los Cinco, como se les conoce en el mundo entre los seguidores de su causa, liberados este martes por el gobierno de Estados Unidos, fueron enviados a Estados Unidos para vigilar las acciones de grupos anticubanos en La Florida con planes terroristas contra su país.

René González y Fernando González cumplieron sus penas luego de una resentencia en una nueva vista, pero Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández permanecían tras las rejas condenados a penas extremas, este último a dos cadenas perpetua, más 15 años de privación de libertad.

Contra Hernández pesó la acusación más grave de “conspiración para cometer asesinato” por el derribo de dos avionetas procedentes de territorio norteamericano que violaron el espacio aéreo cubano en 1996, a lo cual se alegó que no es posible sancionar a un individuo por una decisión soberana de un Estado como esa.

Ellos habían sido juzgados en un tribunal de Miami luego de una “tormenta perfecta” que ayudó a crear la prensa en esa ciudad, según denuncias, la cual habría sido pagada con el propósito de que los acusaran de “espías” y fueran juzgados como tal.

Sin embargo, en la Isla ellos fueron declarados Héroes de la República por haber proporcionado información para que su gobierno abortara actos criminales que organizan y ejecutan grupos anticubanos, que han contado con la anuencia de diversas administraciones en el Salón Oval.

Cuba ha contabilizado como resultado de esas acciones criminales desde 1959 hasta la fecha la muerte de 3.478 personas, al tiempo que han causado incapacidad física a otras 2.099, en actos contra intereses cubanos dentro y fuera de la isla.

En 1997, un ciudadano salvadoreño, Raúl Ernesto Cruz León, hizo detonar varios explosivos en lugares públicos en La Habana, causando la muerte del joven italiano Fabio Di Celmo, y una vez procesado señaló a Luis Posada Carriles como la persona que lo contratara para estas operaciones.

Posada Carriles, sin embargo, se pasea por las calles de Miami sin que haya sido requerido por las autoridades de ese país. Este individuo es también el autor material de la voladura de una nave aérea de Cubana de Aviación en 1976 con 73 pasajeros a bordo, entre ellos varios ciudadanos extranjeros y miembros del equipo de esgrima que regresaba victorioso de unos juegos regionales.

Precisamente Los Cinco tenían la misión de dar seguimiento a Posada Carriles y otros connotados terroristas de origen cubano radicados en La Florida para evitar más muertes en su país.

Un editorial reciente del diario The New York Times se refirió a las incongruencias en el juicio contra ellos, arrestados desde septiembre de 1998 y privados de elementales derechos de una persona encarcelada como la visita de sus esposas, al menos en dos casos.

Repecto al canje con los cubanos, el rotativo indicó que la acción sería justificable si se tiene en consideración el largo período que han estado presos, las críticas válidas que han surgido respecto a la integridad del proceso judicial que enfrentaron, y los posibles beneficios para lograr un acercamiento bilateral.

Recordó que un panel de tres jueces del Juzgado de Apelación del Distrito 11 revocó los fallos en agosto de 2005, habiendo determinado que un conjunto de factores impidieron que los acusados tuvieran un proceso justo.

Según el editorial, tampoco el jurado podía ser imparcial de este domingo, los jueces establecieron que, en vista de la enorme hostilidad contra el gobierno cubano en Miami, y de una cobertura periodística vilipendiando a los acusados, el jurado no podía ser imparcial.

Cita además a la jueza Phyllis Kravitch, quien argumentó que la acusación de conspiración para cometer asesinato imputada contra Hernández no tenía fundamentos, porque los fiscales no establecieron que él le proveyó a La Habana información sobre los vuelos.

El New York Times destaca también que entidades independientes, incluido un panel de Naciones Unidas que evalúa detenciones arbitrarias, y otros organismos no gubernamentales, han sido críticas del proceso judicial contra los cinco cubanos.

¿Alan Gross, contratista o agente?

Alan Gross, de 65 años, es un “contratista” de la USAID, una agencia de Estados Unidos para el Desarrollo, la que durante años se ha dedicado a destinar fondos para labores encubiertas en América Latina, según denuncias compartidas desde varias naciones latinoamericanas con gobiernos progresistas y de izquierda.

Gross, a quien se libera por razones humanitarias, fue arrestado en Cuba bajo la acusación de introducir aditamentos satelitales para realizar espionaje, aunque él declaró ser parte de un proyecto para expandir el acceso a internet en la isla y beneficiar a la comunidad judía.

Había sido condenado a 15 años de prisión tras ser apresado en diciembre de 2009, en el que era su quinto viaje al país caribeño.

Un editorial del diario estadounidense The New York Times, en noviembre pasado, admitió que Gross viajó a La Habana bajo la dirección de la empresa Development Alternatives Inc., que tenía un contrato con la USAID y, fingiendo ser un turista, transportó furtivamente equipos de comunicación.

En ese mismo artículo el rotativo solicitó al presidente Obama intercambiar al estadounidense  por los tres cubanos antiterroristas de Los Cinco que guardaban prisión en Estados Unidos desde 1998.

El escrito, titulado “A Prisoner Swap With Cuba” (Un canje de presos con Cuba), señala que el ciudadano estadounidense fue arrestado en La Habana a consecuencia de una estrategia irresponsable del gobierno de Estados Unidos y que éste debe encontrar una solución.

"Un canje podría abrir el camino para reanudar lazos diplomáticos, lo cual permitiría que Estados Unidos tuviera mayores oportunidades de fomentar cambios positivos en la isla mediante la expansión de comercio, turismo y mayor contacto entre cubanos y norteamericanos", subraya el periódico neoyorquino.

"De lo contrario -agrega-, se perpetuará la enemistad que ha reinado durante más de 50 años, continuando así un ciclo de desconfianza entre ambos lados". 

El editorial enfatizó que si no se alcanzaba una solución al caso de Gross, la posibilidad de establecer una relación más saludable con Cuba desaparecería por varios años.

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