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AMPLIARMapuches protestan contra explotacion forestal

Forestal e hidroeléctrica acaparan tierras indígenas

Denuncian despojo territorial por inversionistas -muchos extranjeros- que realizan monocultivos de especies exóticas o levantan hidroeléctricas en zonas ancestrales indígenas de Chile, con lo que afectan gravemente su modo de vida.

En la conferencia internacional realizada en Copenhague el 29 y 30 de octubre pasado sobre el acceso de los Pueblos a la Tierra y los Recursos Naturales se expusieron dos casos de análisis por continente, que incluyó la situación de Colombia y Chile por la región americana.

La actividad organizada por IWGIA de Dinamarca reunió a diversas entidades de derechos humanos, ambientalistas, representaciones de las cancillerías de Finlandia y danesa, y la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, Victoria Tauli-Corpuz.

En general, se coincidió en el "acaparamiento de tierras" y en especial, la adquisición de tierras a gran escala con fines industriales o comerciales, tales como la producción agrícola y de biocombustibles, la minería y las concesiones madereras o de monocultivo forestal. En estos casos las tierras son adquiridas por inversores en lugar de productores, y a menudo estos inversores son extranjeros. Durante el proceso, la consulta -a la cual te obliga el convenio 169 de la OIT- con las comunidades locales y la compensación de estas son muy limitadas, si es que existen, y no se garantizan la sostenibilidad medioambiental ni el control y acceso a los recursos naturales de manera equitativa.

La exposición chilena se concentró en el conflicto forestal, donde empresarios como Angelini (Forestal Arauco) acaparan más 1.200.000 hectáreas y el grupo Matte (Forestal Mininco), más de 750.000 hectáreas, en terrenos emplazados en el centro sur de Chile y que involucran territorio ancestral Mapuche.

También se dio cuenta de la situación que enfrentan numerosas comunidades a causa del conflicto hidroeléctrico por los múltiples proyectos de energía de empresas en territorio mapuche y que involucran lugares de enorme significación espiritual.

En la exposición se sostuvo que el Estado chileno sigue potenciando la forestación de monocultivo de especies exóticas mediante la prórroga del decreto 701, que fue creado en 1974 -inicio de la dictadura militar (1973-1990)- y que pretende duplicar las plantaciones exóticas de pino y eucaliptus. Este decreto, que no ha sido derogado por los gobiernos democráticos, pone en el tapete la proyección de la herencia y el modelo impuesto por la dictadura militar, consolidando la depredación, el asesinato de la vida rural y la acumulación de riquezas para ciertos grupos privilegiados.

Además, las regiones ocupadas por monocultivos forestales (Maule, Bío Bío y La Araucanía) registran una disminución en la disponibilidad de agua, así como los mayores índices de desempleo, emigración y pobreza del país. En la Araucanía entre enero y febrero del 2012 unas 46 mil personas de zonas rurales sufrieron la falta de agua (los monocultivos actúan como verdaderas bombas de agua), afectando seriamente la agricultura de subsistencia.

En cuanto a los múltiples proyectos hidroeléctricos cuyo objetivo es garantizar suministro eléctrico a la minería, muchos se emplazan sobre suelo ancestral que afectan a lugares sagrados de enorme significación cultural, espiritual y religiosa del pueblo mapuche.

Para organizaciones de derechos humanos, esta situación general, intensifica las prácticas discriminadoras al priorizar el Estado chileno la imposición de proyectos que alteran y/o afectan la vida rural de las comunidades en las escasas tierras que poseen y que se tornan "expropiables", con antecedentes relacionados a despojos, usurpaciones, negaciones, transgresiones a causa de políticas estatales racistas, de los cuales, diversos órganos de las Naciones Unidas, están en conocimiento.